X, el medio militante más grande del mundo
El nuevo juego del NYT; De creadora a CEO; suscriptores de El País tendrán acceso al NYT; OpenAI y Hearst firman acuerdo; La nueva jugada maestra de Red Bull
Nota del autor: Este newsletter es presentado por HubSpot
En su más reciente reporte sobre el Estado del Marketing 2024, Hubspot señala que un 70% utiliza la inteligencia artificial o herramientas de automatización en marketing.
La IA es la tecnología dominante entre los 950 profesionales que fueron parte de este reporte en el que profundiza también en el uso del video corto como un formato con un ROI del 59%.
Storybakers:
X ya es Truth Social.
Lo que tanto soñó Donald Trump para sí mismo lo terminó construyendo Elon Musk.
X es ya una plataforma de propaganda republicana.
Los republicanos tienen de su lado tanto al algoritmo como a Elon Musk autoerigiéndose como una especie de editor omnipresente que evangeliza a sus más de 200 millones de seguidores.
X es el medio militante más poderoso del mundo.
Desde ahí el propio Elon Musk descalifica a los medios de comunicación.
Los acusa de mentir y de manipular.
Elon, desde X, hace lo mismo que mandatarios populistas que ante cualquier señalamiento en la prensa se deslindan señalando las intenciones ocultas de esos medios que los ponen al descubierto.
No ha sido Jeff Bezos el que ha marcado un parteaguas como un multimillonario tecnológico propietario de un gran medio en estos tiempos.
No ha sido tampoco Laurene Powell Jobs, viuda de Steve Jobs, la que ha dado más notas por ser propietaria de The Atlantic.
Ha sido Elon Musk con su compra de Twitter por 44 mil millones de dólares el que ha dejado claro que X es su juguete propagandístico.
Y que desde ahí podrá hacer lo que quiera.
Desde ahí hace una campaña de dos frentes.
Primero, hace campaña abierta por Donald Trump.
Después, utiliza esa campaña en favor de Donald Trump para dejar claro que la única opción mediática que permite la publicación de la verdad es X.
El descaro con el que opera llega a ser absoluto.
Elon Musk se ha metido hasta con los nicknames para perder cualquier velo de supuesta objetividad.
Desde su perfil de Twitter promueve seguir a @america para que la gente entienda por qué respalda a Donald Trump.
Un handle tan poderoso y peleado, con certeza tomado antes de que Elon Musk se convirtiera en propietario de Twitter, es ahora un espacio de propaganda republicana avalada e impulsada por el propio Elon Musk.
Mientras el resto de plataformas se esmeran en deslindarse de cualquier tipo de postura ideológica, lo que en sí mismo representa un posicionamiento, X no hace más que descararse cada vez más.
Para Elon Musk, X es un Fox News de nueva generación.
Guste o no, X en manos de Elon Musk afecta a la industria de los medios en general.
Aunque vestido con el traje de una tecnológica y red social, X es un medio de comunicación.
Desde ahí se distribuye contenido.
Desde ahí se decide qué cobra relevancia y qué no.
Desde ahí, a través del algoritmo, se determina qué tipo de alcance se da a lo que una persona decide publicar.
Es cierto que cualquiera que desembolsa 44 mil millones de dólares tiene el derecho de hacer lo que quiera con su plataforma.
Lo que perjudica es que el ejemplo de X contribuye a abatir cualquier tipo de búsqueda de equilibrio en los medios de comunicación.
El perfil ideológico se está confundiendo con la militancia.
No es ya un asunto de filosofía o creencia.
Es actuar por sistema en favor de todo lo que haga un lado y en contra de todo lo que haga el otro.
Elon Musk como marca personal es una de esas voces que cierto tipo de gente escucha.
Lo hace, además, con el megáfono que le da promocionarse cuanto quiera en su propia plataforma.
X en manos de Elon Musk representa lo peor de los medios con lo más maquiavélico de los algoritmos.
Porque los medios, en sus respectivos niveles, llegan a ceñirse al poder, a tener preferencias, a ser aplaudidores.
Pero nunca antes habían sido tan poderosos como Elon Musk usando una red social para hacer que sean sus mensajes e intenciones los que lleguen a oídos de la audiencia.
Lo deseable sería que la sociedad tuviera el criterio suficiente para entender que los excesos de X pueden combatirse contribuyendo a la supervivencia de medios y periodistas con cierto apego a los matices.
Pero en la realidad, con las marcas personales y la tecnología primando sobre lo colectivo, X convertido en el medio militante más poderoso del mundo no hace más que alejarnos de eso que por ahora parece una utopía.
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