WWE en Netflix: ¿del show esporádico al hábito semanal?
1440: ¿el nuevo gran newsletter; Kings World Cup Nations, el show para más de 40 millones de viewers; Amazon presentará documental de Melania Trump
Nota del autor: Ya se encuentra disponible el quinto episodio de La Sociedad del Contenido.
Va sobre lo que significó el 2024 para la industria del cine con el apogeo de las secuelas; lo que vendrá para este 2025 con un calendario normalizado tras la huelga de guionistas que impactó los estrenos el año pasado y el creciente rol de los creadores en el cine.
Storybakers:
El 6 de enero será un día histórico para la Streaming Wars.
El debut de la WWE a través de Netflix no tuvo el mismo ruido mediático que la pelea de Mike Tyson contra Jake Paul.
No generó la misma curiosidad que la emisión de los dos juegos del Christmas Day de la NFL complementados por la presencia de Beyoncé.
Pero, paradójicamente, representa más como esfuerzo definitivo de Netflix en su lucha por hacerse presente en el deporte.
No tanto por el deporte como por ser parte de la conversación.
No tanto por el deporte como para garantizarse audiencias estables más allá de las grandes producciones que pueda estrenar en el camino.
El Monday Right Raw es el primero de todos los esfuerzos deportivos de Netflix que apunta a la formación de un hábito.
Al consumo constante y programado de un show en un lunes por la noche.
Por un lado, atrae o retiene a la base más fiel de la WWE que no quiere perderse uno solo de los eventos.
Si bien con 84.8 millones de suscriptores en Estados Unidos, el crecimiento de Netflix en dicho mercado comienza a ser limitado, sí puede la WWE contribuir significativamente a la retención de los mismos.
Pero la verdadera clave que unió los destinos de la WWE con Netflix pasa por su alcance global.
Netflix apuesta a que su poderío es tal que puede convertir un show nacional en un fenómeno global.
La WWE ve en Netflix esa oportunidad de tener algo más que una tímida representación en otros mercados.
El acuerdo por 10 años a cambio de 5 mil millones de dólares está lleno de hipótesis que se estarán comprobando o desmintiendo en los próximos meses.
¿De verdad es suficiente con que Netflix ponga algo en su pantalla principal para que la atención global se incremente?
¿Ese efecto ya demostrado a nivel internacional con el Christmas Day de la NFL y con la pelea de Jake Paul vs Mike Tyson podrá sostenerse semana a semana?
Tras el primer episodio de Monday Night Raw ha quedado claro que Netflix no sólo transmitirá el show de los lunes de la WWE.
Será parte del show durante las 52 semanas del año.
La máxima aspiración de la WWE es que Netflix pueda hacer por ella lo que hizo para la Fórmula 1 con Drive to Survive.
Que lo consiga no está claro.
Pero sí que tiene sentido pronosticar un resultado semejante cuando es la WWE la que de manera más abierta puede construir, controlar y crecer las narrativas de sus principales protagonistas.
Mientras que el deporte profesional se encuentra atado a la competencia en toda forma, la WWE es más próxima al show que puede verse en los nuevos formatos deportivos generados por creadores.
La Kings League, por ejemplo, es más cercana a la WWE que cualquier deporte profesional establecido.
Lo mismo ocurre con fenómenos como La Velada del Año en España, Stream Fighters en Colombia y Párense de Manos en Argentina.
Para la noche de estreno a través de Netflix, la WWE apeló a lo más poderoso que tiene.
Estuvieron presentes The Rock, John Cena y hasta Hulk Hogan.
Este último, por cierto, abucheado más que aplaudido.
En parte por sus abiertas preferencias republicanas.
En parte porque se le cataloga abiertamente como racista.
En las conversaciones posteriores a la emisión del Monday Night Raw a través de Netflix, la base más fiel expresaba emociones encontradas.
Señalaba que eran tantas las expectativas que habían terminado decepcionados.
Reconocían, aún así, lo histórico de la llegada de la WWE a Netflix.
Otros tantos argumentaban que el entretenimiento luchístico quedó a deber al tener una transmisión concentrada en mostrar celebridades para audiencias casuales antes que entretener a la base más fiel.
Para la WWE y para Netflix vendrá ese desafío.
¿Cómo hacer que la base más fiel se sostenga sin que ello implique negarse a las oportunidades de una audiencia mainstream?
¿Cómo provocar más allá de la novedad que audiencias no cautivas decidan dedicar tiempo de visionado a la WWE de forma semanal?
La WWE no parte de cero a nivel internacional.
Sus principales figuras gozan de notoriedad en múltiples mercados.
The Rock es, por mucho, una de las más grandes celebridades a nivel mundial.
A John Cena se le identifica como el gran referente que se prepara para el retiro.
A Hulk Hogan se le adjudica ese rol icónico como la primera gran cara que del ring pasó a las pantallas.
Entre sus eventos premium, la WWE ya realiza casi la mitad de ellos en otros mercados.
De acuerdo a NIelsen, el episodio final de Raw a través de USA Network promedió 1.6 millones de viewers pese a estar en competencia directa con el Monday Night Football entre los Lions de Detroit y los 49ers de San Francisco.
Está por verse que la matemática le salga a Netflix.
Lo que está fuera de duda es su capacidad para hacer más grande lo que en otras plataformas pasaría desapercibido.
Estar en Netflix significa estar ante los ojos del mundo.
Significa ser parte de la conversación.
Y significa un verdadero impulso más que la oscuridad o el silencio en el que parecen caer muchas propiedades y producciones cuando van a dar a otras plataformas de streaming.
Welcome to the Netflix Era!
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