También las viejas audiencias: los adultos no siguen a medios y periodistas
Taylor Lorenz pretende bailar sobre la tumba de los medios; CazéTV y YouTube transmitirán el Brasileirao; cambios en Atypical Te Ve; ¿sirven de algo los influencers en la red carpet?
Nota del autor: Escribo este newsletter desde Bogotá, donde presentaré este día una conferencia sobre el playbook de la generación de video en los nuevos y viejos medios dentro de la reunión anual de Grupo Diarios de América.
Storybakers:
Ya no son sólo las nuevas audiencias.
Son también las de siempre.
Las que leían los medios.
Las que crecieron recibiendo el periódico en casa.
Las que vivieron la transición del print a digital.
Ahora esas audiencias que eran el terreno confiable de los medios están dejando de serlo.
Porque ellas, como las nuevas audiencias, han transformado sus hábitos y preferencias.
Porque ellas, como las nuevas audiencias, se han cansado de la política y de la noticia apocalíptica.
Porque ellas, como las nuevas audiencias, prefieren el entretenimiento, la inspiración y la conversación casual.
Porque ellas, como las nuevas audiencias, han sido adoctrinadas por el algoritmo que manda que la cultura pop es más relevante que los conflictos armados.
Esa realidad se palpa en las conversaciones de calle.
En esa cotidianidad que convierte a La Casa de los Famosos en el gran fenómeno mediático de los últimos tiempos en México.
Y también, de manera irrefutable, en nuestro consumo de TikTok como la revista infinita en que se ha convertido para cualquier gusto, interés y curiosidad.
El más reciente reporte de Pew Research Center va de la audiencia adulta en Estados Unidos.
Pero aplica para cualquier mercado.
El interés de la audiencia no está en los medios.
No está, ni siquiera, en los periodistas como marcas personales.
Está en las celebridades, en los entertainers y en las grandes personalidades de la cultura pop.
Está, incluso, en Insiders o expertos de una industria.
Está, por tanto, entre el ocio y la utilidad.
No en el breaking news ni en la consignación de hechos.
La gráfica es contundente: las noticias de los medios no son las noticias que interesan a la audiencia.
Ni a la nueva ni a la vieja audiencia.
La confianza no se deposita ni en los medios ni en los periodistas.
Se deposita en aquellos creadores a los que la audiencia sigue.
El periodismo no puede ni debe negar su esencia ante la contundencia de los datos.
Pero tampoco podrá sostenerse como negocio y actividad si se mantiene entra desconexión entre lo que los medios ofrecen y lo que la audiencia demanda.
El cambio ya no es sólo generacional.
Ya es una tendencia multigeneracional que ha cambiado la información por las opiniones.
El formato trillado por la narrativa que procura el entretenimiento.
Los dichos periodísticos por el lenguaje común.
Toca hacer más digerible lo complejo.
Y cubrir con interés aquello que siendo digerible amerite profundidad.
Porque es ahí donde reside la relevancia de los medios.
En explicar y contextualizar.
En explicar con empatía por qué la militarización de un país representa grandes riesgos sociales.
Pero también en explicar por qué la presencia de Taylor Swift en distintos estadios de la NFL incide de forma directa en el negocio y audiencia de la liga en general.
Se erosiona la zona segura de los medios.
Esa audiencia que se aseguraba que estaría con los medios hasta el final de sus tiempos comienza a irse.
Más vale que los medios comprendan que les toca adaptarse al nuevo mundo.
Y que no ocurrirá esa utopía del nuevo mundo ajustándose a lo que los medios piensan que debería de imperar.
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