Selección Natural: ¿por qué Spotify sigue siendo clave para el mundo del podcasting?
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Storybakers:
He terminado de escuchar Selección Natural.
Me he devorado los cinco episodios de la nueva ficción sonora de Julio Rojas, el creador de Caso 63.
Ha sido una aventura de alrededor de una hora con 15 minutos.
Va de la tensa relación entre la inteligencia artificial y los seres humanos.
Y de cómo la inteligencia artificial puede pasar de ser nuestra asistente a tomar el control.
E incluso, en un escenario catastrófico, a tomar el control del mundo.
Pero más allá de la rareza de ver a Spotify invirtiendo en un podcast original cuando ha ido cerrando la billetera, me quedé pensando en lo relevante que es Spotify para que el podcast tenga futuro más allá del formato conversacional.
Hoy, salvo por aquellos podcasts que no cuentan con video, se me ha hecho costumbre escuchar/ver podcasts en YouTube.
No me importa que el video también esté disponible en Spotify, prefiero estar en YouTube.
Debe ser un tema de usos y costumbres.
De una costumbre mental que me indica que para el video está YouTube y para el audio está Spotify.
Más allá de la plataforma de reproducción, el formato conversacional estará bien.
Vivimos en un momento en el que a la sociedad le interesa ver a personas frente a un micrófono en un formato relajado y sin las ataduras de los medios convencionales.
Pero el mundo de la ficción sonora requiere de un espacio protagónico para ser relevante.
Spotify ahí juega un lugar preponderante.
Es, por más inversiones que haga Amazon a través de Wondery, la única plataforma de consumo de audio con la capacidad de generar verdadera relevancia cultural.
En Latinoamérica, las ficciones sonoras han padecido para convertirse en objeto de conversación en las calles.
Esa relevancia cultural que resulta palpable en series y películas, no ha terminado por replicarse en el consumo de audio.
Pero al menos Caso 63 lo terminó consiguiendo.
E incluso, aunque con menor impacto, Fausto como ese primer gran true crime latinoamericano abrazado por Spotify.
A Spotify le queda pendiente entender cómo amplificar producciones de terceros ante su decisión de reducir de forma considerable su inversión en series originales.
A la industria en lo general le hace falta dar con la tecla en cuanto a cómo idear estrategias de marketing que trasciendan el nicho para ir más allá.
Ante las evidencias, queda la sensación de que sólo Spotify cuenta con el alcance suficiente como para generar un verdadero fenómeno mediático.
El otro sería Netflix, aunque para ello tendría que convencerse de que tiene sentido lanzar producciones sonoras para esos momentos en que la gente no pueda estar viendo la plataforma.
En estricto sentido, Spotify tendría que ser para el audio lo que Netflix para el video.
Pero se ha quedado corto.
Dirán algunos, con argumentos en mano, que el audio nunca será igual que el video.
Que vivimos en una sociedad tan visual que para el audio quedan momentos de consumo muy escasos.
Sin embargo, Spotify sí que podría hacer más.
Podría hacer más a nivel descubrimiento de nuevas producciones.
Sobre todo para aquellas ficciones sonoras, documentales o formatos más producidos que merezcan un trato preferencial sobre los shows conversacionales que inundan sus recomendaciones.
El audio en lo general requiere de una plataforma de descubrimiento para contenido premium.
Las plataformas que lo han intentado han fracasado.
O no existe el suficiente mercado o no han logrado atraerlo.
Spotify es el único que podría hacerlo.
Mientras más tarde en conseguirlo, menos ficciones sonoras de calidad se estarán produciendo.
El modelo de negocio es de por sí complicado.
Mientras que una ficción sonora conlleva presupuesto considerable para generar unos cuantos episodios, el formato conversacional combina tanto el alcance de los creadores que lo presentan como la facilidad de generar horas y horas de contenido sin mayor inversión.
Queda siempre la posibilidad de que una propiedad intelectual que comienza en audio llegue al cine o a las plataformas de streaming, pero los casos son contados.
Las ficciones sonoras requieren de su propio modelo de negocios y de su propio ecosistema.
Entre las plataformas de audio ninguna con tantas posibilidades de hacerlo que Spotify.
Falta que se convenza.
Falta que se produzca la cantidad suficiente de ficciones sonoras como para que se convierta en un hábito de los oyentes.
Por ahora el consumo de ficciones sonoras en Latinoamérica es una rareza.
Como el consumo de Selección Natural.
Una hora y quince minutos que en verdad te atrapan.
Pero también una historia tan rápida que se requeriría de muchas más para que este tipo de consumo sea más un hábito que una excepción.
En tiempos actuales, queda claro que para el creador puede haber algo más que las plataformas digitales.
Que una potencial llegada al cine o a plataformas de streaming pueden significar un paso hacia adelante.
En el audio no ocurre lo mismo.
El podcast conversacional parece el comienzo y el final de lo que se puede hacer.
No existe la aspiración de lo premium por lo compleja que resulta su viabilidad.
Mucho tendría que cambiar para que el futuro de la ficción sonora fuera más esperanzador.
Entre esos cambios, que Spotify vuelva a convencerse de que para el audio existe algo más que escuchar a personas conversando frente a un micrófono.
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