Pivot to Print: cuando la nostalgia y el deseo de pertenecer dan nueva vida a los medios
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Storybakers:
Para los medios el papel no está muerto.
No me refiero a los diarios que siguen imprimiéndose bajo la sensación de que más temprano que tarde les llegará la hora.
Me refiero a nuevos esfuerzos editoriales que convierten al impreso en una forma luminosa de existir.
Al impreso se le puede ver como ese formato en decadencia cuya vida será tan larga como la de los boomers.
Pero también como ese formato repleto de oportunidades para que una pequeña parte de la audiencia digital recuerde o viva por primera vez, según la generación en que se encuentre, lo que significa pertenecer, sentir y dedicar unos minutos entregados a la lectura consciente de una obra entre sus manos.
No es coincidencia que Relevo apueste por una edición impresa cuando su realidad digital lejos está de entusiasmar como negocio.
Tampoco que The Cut anuncie la realización de una edición impresa de Otoño.
De una revista para suscriptores que también saldrá a la venta en kioscos.
Entre las múltiples noticias que amenazan a la industria, la del renacimiento de los impresos destaca porque al tiempo que recupera el romanticismo del papel permite a los medios digitales recordar lo que significa hacer un producto, aprender a elegir qué sí publicar y qué no y volver a en verdad trabajar para los lectores.
Lo describe aquí David Haskell, editor en jefe de The New York Magazine, con quien The Cut se alió para realizar esta publicación.
“We love the very physical and specific experience of making a print magazine, and it has already been incredibly fun plotting with the Cut staff what we can do with this upcoming issue. There’s a lot that’s nervous-making about the state of media in 2024, but the industry’s so-called ‘pivot to print’? That’s pure pleasure”.
Lindsay Peoples, editora de The Cut, realiza un juego de palabras preciso.
Habla de cómo los usuarios han reconocido la eficiencia de sus coberturas al momento, pero también de cómo a través de la revista logran ir más allá de la carrera contra el tiempo.
El típico desafío periodístico de ser oportuno y al mismo tiempo ser memorable.
“One of my favorite tweets in response to our coverage was when someone said, ‘Amazon is fast, but the Cut is faster,’ and this issue is just another way for us to meet our readers where they are and make work that is both timely and timeless.”
Aunque parezca contradictorio, para seguir adelante los medios habrían de recuperar los tiempos del impreso.
No volviendo a imprimir miles de ejemplares.
Ni siquiera teniendo por fuerza una edición impresa.
Pero sí recordando esos procesos de jerarquización, edición y trabajo artístico que habiendo sido la norma en la era de los impresos terminaron convirtiéndose en la excepción en digital.
Hay figuras necesarias en el armado del contenido de valor.
Así como hoy los medios piensan en gestores de audiencia, en especialistas SEO, en analistas de datos y en expertos en el uso de la inteligencia artificial al interior de las redacciones, se echan de menos perfiles como el de un director de arte, un corrector de estilo y hasta el de los editores en jefe en verdad supervisando cada una de las notas que se van a publicar.
El apego al print no hará más que crecer.
Primero, porque para los medios es un no-brainer cuando se trata de dar a sus lectores algo con verdaderas posibilidades de resultar memorable.
Segundo, porque los impresos pueden también convertirse en protagonistas que acompañan los eventos organizados por los propios medios.
Tercero, porque la audiencia a la que en verdad le interesa un medio siempre estará interesada en tener algo de él.
Mucho más si se trata de una publicación de calidad, bien diseñada y con temáticas elegidas para un nicho particular.
Si sobre las salas de cine se habla de una necesaria transformación en centros de entretenimiento con experiencias adicionales al simple consumo de una película, sobre los kioscos que parecen caerse a pedazos debería caber el mismo pensamiento.
Recientemente, una amiga “reinventó” un puesto de periódicos en la Ciudad de México para convertirlo en un café.
Pero al ser parte de la Unión de Voceadores, ha debido mantener publicaciones en ese mismo kiosco.
¿Qué ha sido lo que más se ha vendido?
El calendario de Taylor Swift.
Aquello puede resultar deprimente a primera vista.
Sin embargo, en el fondo, representa una oportunidad.
En los kioscos, los pocos periódicos que se imprimen destacan por llevar las mismas noticias de siempre.
Esas que está comprobado que a las nuevas generaciones no les interesan en demasía.
A los kioscos y a los propios impresos les toca experimentar con temáticas de actualidad.
Poner en portada a los referentes del nuevo mundo aunque a la audiencia habitual de impresos aquello les resulte una anomalía.
El papel merece un lugar en el funnel de los medios.
Ya no como el gran protagonista.
Sí como una piedra identitaria de implicaciones profundas entre un medio, su comunidad y el deseo mutuo de pertenecer.
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