París 2024: el negocio de la viralidad se transforma en el nuevo medallero olímpico
La fórmula de Netflix con los videojuegos; la Kings League hiere de muerte a la People's League; el NYT cuestiona estrategia del Washington Post; los números de la e-Sports World Cup
Nota del autor:
Quiero invitarlos este fin de semana a VidCon México. Ahí tendré el honor de ser parte de dos pláticas clave para la industria de los contenidos.
-El viernes 9 de agosto impartiré “El Futuro de los Contenidos”, una sesión de 30 minutos en que hablaré sobre las tendencias presentes y futuras en el consumo de contenidos entre las distintas generaciones.
-El domingo 11 de agosto moderaré una plática con Esen Alva respecto a la comedia como la clave para entretener e impactar a las audiencias.
Aquí más informes sobre VidCon México 2024.
¡Me dará gusto verlos allá !
*Aprovecho también para volver a recomendarles el más reciente episodio de Story Baker Podcast. Aquí mi plática con Julián Gallo, creador de UalterAI, la revolucionaria herramienta que ya está siendo puesta a prueba en el Clarín de Argentina.
Storybakers:
Las redes sociales han transformado los Juegos Olímpicos.
Como también lo han hecho con el deporte en general.
Y aunque es posible encontrar pros y contras de ese nuevo gran protagonista, es innegable que le han hecho un bien a los deportistas de alto rendimiento.
Porque hasta antes del boom de las redes la gloria se repartía únicamente entre los medallistas.
O te subías al podio o no te quedabas más que con la satisfacción personal de haber participado en unos Juegos Olímpicos.
Ahora puedes no estar entre los medallistas y aún así transformar tu vida para siempre.
Ocurre lo mismo en el boxeo.
Mientras que la mayoría coincide en apuntar al Canelo Álvarez como el mejor libra por libra del mundo, Jake Paul se ha hecho de una notable carrera sin tener que obtener grandes resultados deportivos.
Lo mismo ha ocurrido con Ryan García.
Un boxeador que destaca aún más por sus habilidades como creador de contenido que sobre el ring.
En las nuevas competencias deportivas, esas como la Kings League o La Velada del Año, es más importante ser el equipo o creador más viral que ganar la competencia.
A los patrocinadores les importa mucho más el número de espectadores en vivo que lo que se pueda o no ir a las vitrinas.
A la afición, aunque demanda resultados, también la motiva más el seguimiento específico a un creador de contenido que el éxito deportivo que obtenga.
Las redes sociales han extendido el impacto transformacional de los Juegos Olímpicos para los atletas.
Si antes el gran beneficio económico que podían obtener los atletas consistía en lo que cada delegación les pagara por presea obtenida y por los escasos anunciantes que pudieran llegar tras ese éxito deportivo, ahora los atletas comprenden que un video viral puede representarles más que una clasificación anecdótica a una final.
Cuando no es por anunciantes que quieren montarse a un deportista en tendencia, es porque enganchan con tal cantidad de audiencia que a partir de ahí pueden crear un modelo de vida.
Sin pretenderlo, los Juegos Olímpicos son también una incubadora de creadores.
Una enorme vitrina de marcas personales que pueden transformar su vida sin pensar en romper una marca olímpica o mundial.
La reflexión me surgió al pensar en el caso de Luana Alonso.
Nadadora paraguaya que fue expulsada de la Villa Olímpica por conducta inapropiada.
Esa conducta inapropiada consistió en haberse ausentado de la Villa Olímpica para visitar distintos destinos turísticos en París, entre ellos Disneyland.
Antes había sido eliminada de París 2024 tras quedar sexta en su heat eliminatorio dentro de los 100 metros mariposa.
Al volver tras esos días fuera de la Villa Olímpica. el Comité Olímpico Paraguayo le anunció su decisión por atentar contra el entorno de disciplina que se buscaba imponer para el resto de los atletas.
La historia de esa “conducta inapropiada” la hemos vivido en redes sociales.
Luana ha documentado su segunda aventura olímpica a través de redes sociales.
En Instagram tiene más de 518 mil seguidores.
Ahí compartió un video de ella como parte de la delegación que desfiló en la ceremonia inaugural.
Tras su eliminación, anunció su retiro de la notación.
Lo hizo, por supuesto, a través de su misma cuenta de Instagram.
También ahí, pero en su canal de difusión, Luana compartió imágenes de ella en el mágico mundo de Disney.
Su historia en París 2024 puede gustar o no a los máximos valores del olimpismo.
Pero es, a su manera, una historia de éxito para ella.
Una atleta que a sus 20 años ya cuenta con dos experiencias olímpicas.
Una atleta que está considerada entre las más guapas de París 2024.
Una atleta que además de ser creadora de contenido estudia Ciencias Políticas en Dallas.
La propia audiencia ha ido modificando sus expectativas.
Antes las opiniones hubieran sido muy favorables hacia la decisión de expulsarla de la Villa Olímpica.
Pero ahora las opiniones estuvieron divididas.
Fueron muchos los que hablaron de lo importante que resulta permitir que los atletas se relajen en sus tiempos de ocio.
Que disfruten más allá de la competencia deportiva.
En ese mismo tenor, aunque en el máximo nivel olímpico, Simone Biles no ha dejado de regalar momentos virales.
Como cuando planeó junto a su compañera los festejos que harían en TikTok justo después de ganar la presea dorada.
O como hace unas horas, cuando después de conseguir la medalla de plata, optó por divertirse en vez de castigarse por no haberse podido imponer a la brasileña Rebeca Andrade en la competencia de piso.
La estampa es ilustrativa.
Es Simone Biles creando contenido en el podio olímpico.
Es una de las mayores leyendas del olimpismo riendo en un escenario que para muchos sería de derrota.
Una leyenda que ha aprendido a disfrutar.
Si los medios estadounidenses titularon “Simone Biles is Having Fun Again” tras la obtención de la medalla de oro por equipos, es porque ella mencionó la palabra “Fun” ocho veces durante su comparecencia ante los medios.
A las redes sociales se les ha cuestionado por la toxicidad que se construye alrededor de los grandes deportistas.
Pero han sido también los escaparates perfectos para que los propios atletas entiendan que no se deben a nadie más que a ellos.
Y si así lo quieren, a la comunidad que han ido conformando.
Porque algunas como Luana, saben que ahí tienen incluso más posibilidades que sí fundamentan sus aspiraciones únicamente en el éxito deportivo.
Y proque algunas otras como Simone Biles, comprenden que mientras hacen historia deportiva, pueden crear contenido memorable, seguir construyendo su propia comunidad y continuar divirtiéndose.
Las redes hicieron posible el éxito más allá de las medallas.
Las redes hicieron que los deportistas volvieran a disfrutar.
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Story Baker para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.