Netflix Stories: la extensión narrativa de las grandes series de Netflix a través de los juegos
El nuevo problema del NYT; El "buffet" de IA de los medios; el trailer en modo lego de la nueva película de Pharrel Williams; Puck lanza nuevo podcast; FuboTV saca las garras contra Venu Sports
Nota del autor: Les recuerdo que ya está disponible la nueva entrega del podcast de Story Baker.
Escuchen aquí mi conversación con Javier Kraviez, Chief Digital Officer de Clarín, y Mariano Dayan, Director de Olé, sobre el reciente lanzamiento de Olé México y Estados Unidos, así como de su estrategia en streaming, donde cuentan tanto con producciones propias como con alianza con Blender, uno de los players más relevantes de la escena del streaming en Argentina.Escucha aquí el episodio:
Storybakers:
A Netflix hay que reconocerle su capacidad de innovar.
Pero sobre todo de poner sobre la mesa nuevas prácticas que han terminado por convertirse en normas para el resto de la industria.
Lo hizo cuando pavimentó el streaming como el camino a seguir para las plataformas de entretenimiento audiovisual.
Su impacto fue tal que sus competidores han puesto en jaque sus modelos de negocio existentes con tal de parecerse a Netflix.
Muchos aún no se recuperan.
Disney no encuentra aún la cuadratura entre sus negocios de tv por cable en declive y su traslado al streaming.
Warner Bros./Discovery vive días en que David Zaslav no para de ser cuestionado tras quedarse sin derechos de transmisión de la NBA y con un continuo declive en el valor de la compañía.
Cuando la fórmula no funcionaba más, el mismo Netflix se ha encargado de cambiar el rumbo sin comprometer en ello su valor de marca.
En sus inicios, Netflix advertía que pretendía ser HBO antes de que HBO se convirtiera en Netflix.
Ya con la realidad estallándole en la cara, Netflix no tuvo reparos en asegurar que lo que pretendía era convertirse en la nueva televisión de cable.
Con sus programas insignia, pero también con realities, concursos y series de bajo presupuesto que pudieran significarle retención de la audiencia.
Cuando más comprometidos estaban sus números a nivel suscripción, optó por generar un cobro adicional hacia las cuentas compartidas.
La promesa de los usuarios era que abandonarían Netflix.
En la práctica, los números de Netflix se recuperaron a partir de esa estrategia que muchos anticipaban como fallida.
En torno a su involucramiento en los videojuegos tampoco hubo buenos pronósticos.
Se advertía que Netflix entraba a un terreno con competidores demasiado poderosos a nivel presupuestal y con franquicias establecidas.
Pero Netflix, una vez más, ha encontrado su propio camino.
Un modelo que dista de ser punta de lanza a nivel tecnología pero que encaja con la aspiración de Netflix de extender y profundizar el valor de su propiedad intelectual.
Las Netflix Stories se han convertido en un sello identitario de Netflix en su aproximación a los videojuegos.
Se trata de aventuras interactivas que convierten al usuario en un personaje más en sus series favoritas.
Comenzó con Too Hot to Handle en el segundo semestre del año pasado.
Llegó enseguida la Netflix Stories de Love is Blind.
En junio de este año, lanzó también el juego de Perfect Match.
Y hace unos días lanzó el de Emily in Paris.
La dinámica es siempre la misma.
El usuario crea un avatar que será parte de la historia.
En el caso de los realities convertidos en videojuego, ese avatar se convierte en un personaje más dentro del mismo.
En el de Emily in Paris, ese avatar hombre, mujer o de género fluido, llega a París para convertirse en el editor digital de una revista de moda.
Ahí conoce a Emily y al resto de los protagonistas de la serie.
Durante cada una de las Netflix Stories, los usuarios tienen la posibilidad de elegir tanto sus respuestas en interacciones con otros personajes como, por ejemplo, qué tipo de posteo quieren realizar en redes sociales.
En el caso del juego de Emily in Paris, la aventura del o la editora pasa por lograr que la cuenta de la publicación en la que el personaje llega a trabajar alcancé 2 millones de seguidores.
A lo largo del juego, se le presentan al usuario distintas alternativas de posteos, cada uno con una serie de efectos y con captions posibles para cada una de las publicaciones.
A diferencia del binge-watching que Netflix acostumbraba en sus primeros años, las Netflix Stories se van liberando de a poco.
Cada cierto tiempo con un nuevo capítulo por cumplir dentro del juego.
Para Netflix este tipo de dinámicas representan tanto la posibilidad de generar conversación entre una temporada y otra como la de enganchar a la audiencia mientras consume una nueva temporada.
En el horizonte está la posibilidad de poder monetizar a través de este tipo de juegos.
Durante la trama, se presentan múltiples ocasiones en que el usuario podría decidir elegir tal o cual producto, qué prenda vestir y cuál no, e incluso qué lugar visitar y cuál no.
En vez de dar vida a cada juego de las Netflix Stories de forma independiente, Netflix ha creado la aplicación de Netflix Stories.
Ahí convergen el juego de Emily in Paris, el de Perfect Match, el de Virgin River, el de Love is Blind y próximamente el de Selling Sunset, que estará disponible a partir del 4 de septiembre.
Netflix no ganará la batalla de los videojuegos con este tipo de desarrollos.
No es tampoco el único foco de lo que está haciendo en gaming.
Pero sí destaca su búsqueda por expandir el valor de su propiedad intelectual.
Ya lo hará con la próxima apertura de las Netflix Houses en el 2025.
Ya lo ha hecho con experiencias inmersivas de series como La Casa de Papel o como Stranger Things.
Y lo hace con las Netflix Stories, que ameritan como mínimo un vistazo a cómo puede extenderse un producto de streaming en una historia de la que el usuario hace parte.
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