Los políticos (y sus creadores) son los nuevos medios
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Storybakers:
Otra vez los medios bajo fuego.
Otra vez los medios en un contexto delicado del que no podrán escapar.
Otra vez las evidencias del poder y la relevancia perdidos.
En Estados Unidos, Joe Biden recibió a casi un centenar de creadores en la Casa Blanca como parte de la primera White House Creator Economy Conference.
Ahí se sinceró.
Habló de cómo el mundo está cambiando.
De cómo él se está haciendo viejo para este mundo.
Pero también los medios.
“I have a bunch of grandchildren, and with all due respect, they don’t read the same newspapers or watch the same television I do. They listen to all of you. They listen to all of you.”
Reconoció en los creadores a los nuevos generadores de opinión.
A los nuevos filtros entre lo que trasciende y lo que no.
“Think about it. It’s staggering. You’re changing not only what people listen to and what they put their faith, you’re also changing the idea of what’s consequential.”
Los primeros segundos del siguiente video son ilustrativos.
Una carretada de smartphones grabando en simultáneo la aparición de Biden.
Y el propio Biden preparando su teléfono para grabar.
Advirtió que los creadores son el futuro.
Que serán ellos los que construyan la nueva forma de comunicarnos.
“You are the future. “You are the new possibilities. You are the breakthrough in how we communicate.”
En medios estadounidenses ya catalogan a la actual elección presidencial como la influencer election.
Para la oposición, el escenario es semejante.
Legisladores republicanos se han encargado de instalar un estudio dentro del Capitolio para poder realizar sus propias producciones.
Sin intermediarios de por medio.
Con todos los recursos necesarios para establecer comunicación directa con su audiencia.
Para los republicanos, el show debe continuar, aunque Steve Bannon se encuentre cumpliendo su sentencia de 4 meses en prisión.
Hace unos días, Donald Trump dialogó por espacio de dos horas con Elon Musk.
Un multimillonario influencer que utiliza a X como su gran medio de comunicación y un multimillonario celebrity que aspira a llegar por segunda vez a la Casa Blanca.
Mientras tanto, en México, la presidenta electa Claudia Sheinbaum anunció que mantendrá las conferencias matutinas de Andrés Manuel López Obrador.
Se entienden las razones.
La alta popularidad de López Obrador no podría entenderse sin el control narrativo que orquestó desde las “Mañaneras”.
Se convirtió, como lo indican los números, en uno de los más grandes creadores de contenido en español.
Con cifras superiores a las de los más grandes streamers de habla hispana.
Los medios o no han podido o no han sabido lidiar con esa nueva realidad.
Aunque los apartan para generar sus propios espacios, los políticos cuentan con que los medios retomarán lo que digan y hagan.
A los medios no les quedó de otra que retomar lo que ocurrió en el encuentro entre Elon Musk y Donald Trump.
Tampoco encontraron alternativa a las conferencias de López Obrador en México.
En parte porque consideran que es su deber seguir informando aunque no sean la fuente original, pero también porque los clips de esas conferencias representan visitas a sus sitios y visualizaciones y crecimiento en redes sociales.
Aunque lo que se comparta sean mentiras, acusaciones sin fundamento o incluso una violación a la ley por exponer datos personales.
Por ahora, los medios siguen representando algo de relevancia y ego para las grandes figuras políticas a nivel mundial.
El Reforma, El Universal y Animal Político han sido de los objetos de ataque preferidos por parte de López Obrador.
Donald Trump no se cansa de apuntar a CNN o a CBS como parte del sistema que pretende alejarlo de la Casa Blanca.
La pregunta es si en los años por venir esos grandes medios mantendrán su relevancia.
Como reconoció Biden, los más jóvenes ya no se informan a través de los medios.
Y esos mismos jóvenes cuando dejen de serlo no estarán habituados a informarse a través de los medios.
Lo harán a través de creadores, de celebridades o de las mismas figuras políticas que se hayan construido para sí un impacto mediático.
Vivimos en la era de las afinidades y los fanatismos.
En la oda al individualismo.
Y si a ese alcance dado por la tecnología se le vincula con la capacidad de los políticos para convertirse en celebridades, la relevancia de los medios será cada vez menor.
Paradójicamente, será cuando más se les necesite.
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