Los medios le estorban a Facebook en su crisis existencial
¿Y por qué las quejas de los usuarios de Facebook aplican también para los medios?
Storybakers:
Los ya famosos Facebook Papers encierran tres lecciones clave. Todos alarmantes por sus consecuencias sociales y por la fragilidad que hasta hace unos meses nos resultaba impensable para Facebook como negocio, por más que en el día a día haya realidades que debieran habernos llevado a suponerlo:
1) Facebook (e incluso Instagram) está dejando de ser atractivo para los menores de 30 años.
2) La plataforma tiene usuarios de primera, segunda y tercera categoría, o países, que es lo mismo. A partir de ello decide a cuáles ponerles atención y a cuáles dejar a su suerte
3) La responsabilidad de FB en el ataque el Capitolio es mayor de lo que imaginamos (de nuevo abundan las pruebas de que pudiendo hacer mucho para prevenir ese tipo de contenidos, FB permitió que mensajes negacionistas de la derrota de Trump se hicieran virales)
De fondo, para la industria de medios un mensaje queda claro: su presencia estorba más que ayuda a las intenciones de Facebook de generar aplicaciones que conquisten a las audiencias más jóvenes
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Los jóvenes no aman ni a Facebook ni a Instagram… prefieren TikTok y Snapchat
La imagen la comparte Alex Kantrowitz en Twitter. Es la representación visual de un elefante que comienza a debilitarse incluso en sus mercados de mayor éxito. El problema central pasa por el consumo, la producción y la retención de los usuarios más jóvenes en Instagram.
-El consumo ha caído entre un 5% y un 9% en Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Japómn y Australia. Como puede verse, las calificaciones que el propio Facebook da a la gráfica van de la preocupación moderada a la preocupación máxima que vive en pleno mercado estadounidense.
-En el caso de Facebook, las cifras son aún más alarmantes aunque predecibles dado que hoy a todos nos queda claro que FB es la aplicación de los abuelos: el consumo de usuarios adolescentes en Facebook ha caído un 13% desde 2019, con expectativas de caer hasta un 45% para el cierre del 2021.
-Para los usuarios entre 20 y 30 años se esperaba una caída del 4% en la misma franja de tiempo (del 2019 al 2021).
Si nos vamos a TikTok y Snapchat el panorama es distinto. Los usuarios más jóvenes cada vez pasan más tiempo en la primera y hacen de la segunda su vía preferida para comunicarse. “Estimamos que los adolescentes pasan de 2 a 3 veces más tiempo en Tik Tok que en Instagram”, dice un reporte de Facebook.
A este respecto, lo más sencillo es apuntar a la máxima milenaria que señala que los niños y adolescentes no se divierten donde lo hacen sus papás y sus abuelos. Y esa es es parte de la verdad, pero más allá de ese problema lógico para cualquier plataforma o negocio que aspire a tener miles de millones de usuarios, habría que apuntar a las otras causas que los adolescentes y jóvenes entre 20 y 30 años apuntan como causas para no tener a Facebook entre sus aplicaciones preferidas.
1) En el reporte se cita lo siguiente: los adultos jóvenes perciben el contenido de Facebook como aburrido. Aquí vale decir algo: Facebook data de momentos en que aún no explotaban los smartphones y en particular el uso de la cámara, lo que lo llevó a ser básicamente una aplicación con publicaciones en texto y algo de imágenes, lo que no ayuda a quitarse el estigma de viejo.
Para Facebook la problemática no es nueva, aunque sí se ha acentuado. En su momento pretendió resolverlo con la compra de Instagram y en parte lo consiguió. La falla en el plan maestro de Zuckerberg ha sido no haber podido encontrar el modo de neutralizar el impacto de Tik Tok “uno de los competidores más efectivos a los que nos hemos enfrentado”, en palabras del propio Mark.
2) Los mismos adultos jóvenes perciben el contenido de Facebook como negativo. Si se toma en cuenta que de ahí surgió buena parte de la fuerza alcanzada por Donald Trump para derivar en el ataque al Capitolio, no tendría por qué sorprender que exista esa percepción sobre la plataforma, como tampoco que, más allá de estudios que lo confirmaron y que fueron publicados por el Wall Street Journal, se perciba a Instagram como un espacio que genera ansiedad y estrés entre los adolescentes por la comparación social que detona.
3) En opinión de los usuarios más jóvenes, Facebook no tendría que ser espacio para opiniones extremas ni polarizantes… pero bueno, sabemos que en la práctica lo es, y que ese tipo de mensajes impactan no sólo por el nivel de edad de sus usuarios, sino porque el algoritmo está diseñado para que los discursos extremos terminen obteniendo mejor engagement y, por ende, mejor alcance.
Aquí el recuerdo de dos publicaciones al respecto:
La culpa no es de los mayores de 40, es de Facebook y lo que ha hecho con las plataformas
El problema, estoy convencido, no pasa tanto por la presencia de usuarios de cuarenta o cincuenta años en la plataforma, sino por las decisiones que Facebook ha tomado respecto al funcionamiento de su producto.
Más allá de que para cualquier marca digital resulta complicado mantenerse vigente después de 17 años de existencia, Facebook convirtió la generación de contenido en una maquinaría para hacer dinero o para convertir. Vamos, que mientras en Tik Tok un creador se enfoca en crecer su audiencia y en hacerse viral, una buena parte de los creadores en Facebook o tienen intereses monetarios detrás, a veces reflejados en una búsqueda de visitas a costa de lo que sea, otras tantas enfocados en publicar videos sin más intención narrativa que llegar a la franja de tiempo en que es posible mostrar anuncios y algunas más en polarizar para cumplir con determinado interés político.
Cuando el interés de los creadores no pasa por ahí, las publicaciones que encontramos son de personas posteando contenido para sus familias y amigos, derivando en un ecosistema de contenido que no trasciende para terceros, que resulta poco atractivo en términos visuales y que está destinado al olvido, no a un longtail que pueda representar un activo para el propio Facebook.
Si al declive de Facebook se le puede justificar con su longeva existencia, el de Instagram es aún más responsabilidad del propio Facebook. Desde que se produjo la adquisición, FB se ha encargado de trasladar el mismo modelo que contaminó su algoritmo y ecosistema a Instagram, de tal modo que los creadores viven conscientes de la necesidad de invertir para que su contenido viaje, son expuestos a una persecución publicitaria en cuanto el algoritmo detecta una reacción favorable a determinado anuncio y viven en ese estado de ansiedad en que todos comparamos lo que hacemos con lo que los otros hacen o dicen estar haciendo acorde a las imágenes que publican.
A Facebook le estorban los medios en su camino para conquistar a los jóvenes
El formato de Facebook no es el que quieren los jóvenes. El de Instagram tampoco. Desde sus cuarteles en Silicon Valley se entiende que una plataforma que atrape a los más jóvenes no puede estar fundamentada en el texto, como en el caso de FB, ni tampoco tener una escasa apuesta por video, como tradicionalmente había sido en el caso de Instagram hasta que se han dado movimientos para que los Reels, IGTV y los videos regulares del feed se conviertan en protagónicos.
Hasta ahí el impacto a la industria de medios, salvo por la importancia que para muchos aún tiene el tráfico que desde FB se genera para su contenido en texto, no es tan alarmante. Pero si vamos a los puntos que tienen que ver con la desinformación y con la exigencia de los usuarios jóvenes a no estar continuamente expuestos a contenido negativo o que polariza, se entiende que los medios de comunicación resultarán cada vez más una piedrita en el zapato para el lavado de cara que requiere Facebook, tanto por bien de su negocio presente, expuesto a un escrutinio inédito en la era digital, como para legitimizar sus posibilidades de conquistar a a las nuevas generaciones.
Los más jóvenes, se sabe por los propios reportes de Facebook y por todos los estudios que se publican sobre la Generación Z y Alpha, están cansados de contenido que les detone emociones negativas. En este contexto, el periodismo se enfoca habitualmente en lo negativo, tan es así que a los contenidos positivos o constructivos se les cataloga en otro tipo de periodismo bajo el nombre de (adivinaron ustedes) “periodismo constructivo” o “periodismo positivo”.
El escándalo, el clickbait, las polémicas que atienden intereses de un extremo u otro… todo eso que forma parte de los defectos del algoritmo de Facebook está presente también en el modo en que los medios de comunicación generan y promueven su contenido.
Aunque no forma parte medular de este envío, mientras lo redacto pienso que muchas de esas sensaciones de fastidio que expresan los más jóvenes sobre Facebook tendrían que llegar al corazón de los medios: los lectores, muchos de ellos, también se sienten asqueados de tanto contenido polarizante que se publica en los medios, de tanta agresión, de tanta estafa y de tanto estrés.
Los más jóvenes afirman también estar en contra del materialismo. Los medios lo promueven cada que pueden. En términos generales, los usuarios de todas las edades buscan contenido que construya a su vida en detrimento de la generación de miles de notas que hablen sobre lo mismo, que carecen de un elemento accionable para sus vidas y que promueven discusiones para las que ni siquiera pueden aportar algo más que una simple emoción. LA GENTE SE ESTÁ CANSANDO DE CONSUMIR INFORMACIÓN.
El metaverso, esa tierra prometida a la que pretende llegar Mark Zuckerberg para olvidarse de sus problemas, planteará también un desafío para los medios en su relación con Facebook, o como sea que termine llamándose. Ahí, los usuarios afianzarán la comunicación entre personas más que con organizaciones. También ahí, el usuario podrá ser lo que quiera ser, sin que importe cómo se ve frente a una cámara, sin que importe su color de piel o la posición económica que tenga.
Si los medios incomodan al presente de Facebook e hijos, la relación será aún más complicada cuando llegue la hora de trasladarnos al metaverso