La tercera redacción del Washington Post: ¿la solución que los medios necesitan?
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Storybakers:
Son tiempos de cambio en el Washington Post.
De reconocer que han sido años perdidos en su batalla contra el New York Times.
Que más allá de ese impulso propiciado por el apoyo de la sociedad estadounidense a la amenaza que representaba Donald Trump para la libertad de prensa desde la Casa Blanca, hoy no existe un solo argumento para asegurar que el Washington Post va por buen camino.
La transición, como suele ocurrir, ha sido dolorosa.
Desde la misma redacción se han encargado de cuestionar los valores y códigos de conducta de sus nuevos líderes.
A Robert Winnett lograron ahuyentarlo de la posición que le había sido dada de editor tras la publicación de un artículo en el que se documentaban supuestas prácticas poco éticas para hacerse de información.
A Will Lewis, la apuesta personal de Jeff Bezos para rescatar la empresa, también han intentado ponerlo contra la pared.
Desde el mismo Post se han encargado de lanzar publicaciones que ponen su liderazgo en tela de juicio.
Lo ha hecho con historias en torno a prácticas semejantes a las de Winnett y a supuestos conflictos de interés al firmar una alianza entre el Washington Post y The News Movement (TNM).
Una startup de la que el propio Lewis es accionista.
Pero más allá de los conflictos internos que han llevado a que el propio Jeff Bezos recalque su apoyo a Lewis como el hombre que deberá transformar al Washington Post, destaca su decisión de crear una tercera redacción.
A las dos habituales en medios estadounidenses, la de noticias y la de opinión, se suma una tercera que se concentrará en periodismo de servicio y en social media.
Para esta última, de hecho, es que ha echado mano de TNM.
La tercera redacción, según explica el editor ejecutivo del WaPo, se enfocará en atraer nuevas audiencias y desarrollar producto.
“The main focus of the project is properly structuring ourselves for a rapidly and regularly changing news ecosystem. While bolstering and growing the core Post products and expanding our reach, we aim to concentrate some of our journalistic resources, as well as our substantial expertise and brainpower, toward developing new products and formats, and deepening our capabilities, that will bring our journalism to different audiences, especially off-platform users who consume Washington Post journalism but are less likely to subscribe for our traditional offerings.”
En este sentido existen ciertas similitudes con la aproximación planteada por Mark Thompson para transformar CNN.
En el caso de Thompson, él se plantea cómo lanzar productos de alto valor periodístico que lleven a la audiencia de CNN a pagar por contenido.
En el caso de Will Lewis, el esquema que presenta apunta a cómo seguir construyendo a partir de la base de suscriptores que tiene el Washington Post pero también a atraer otro tipo de audiencia con otro tipo de productos.
Lo que Lewis considera una tercera redacción es en realidad una dirección de producto.
Un grupo al que se le permite experimentar, crear y conversar sobre el futuro cercano y el futuro lejano.
Un grupo que ha de trabajar en el mañana mientras las dos redacciones de siempre libran su propia batalla del día a día.
Mucho se ha hablado de la llegada de Will Lewis al Washington Post.
Pero ésta es la primera conversación que apunta a verdaderos cambios estructurales.
Un cambio que hemos de observar y atender.
Porque el medio que se quede pensando sólo en su negocio presente tendrá muy complicado sobrevivir en el futuro.
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