La Casa de los Famosos 2024: 6 mil 500 millones de views; el único show televisivo que escapa de los nichos
Ranking de atletas virales en París 2024; el nuevo podcast de Martha Debayle; Karol G dará concierto en Fortnite; nuevas directoras en Pictoline y TV Azteca Internacional;
Nota del autor: Ha quedado publicada la nueva entrega del podcast de Story Baker. En esta ocasión platico con Javier Kraviez, Chief Digital Officer de Clarín, y Mariano Dayan, Director de Olé, sobre el reciente lanzamiento de Olé México y Estados Unidos, así como de su estrategia en streaming, donde cuentan tanto con producciones propias como con alianza con Blender, uno de los players más relevantes de la escena del streaming en Argentina.
¿Qué oportunidad tiene Olé en el mercado hispano en Estados Unidos?
¿Cuál es la estructura societaria en la expansión internacional de Olé?
¿El efecto Messi y Argentina Campeón del Mundo impulsa la expansión global de Olé?
Escucha aquí el episodio
Y sugiere aquí invitados que tendrían que pasarse por el podcast.
Storybakers:
La Casa de los Famosos México ha hecho historia en la escena mediática mexicana.
Ha alcanzado, de acuerdo a un comunicado oficial por parte de Televisa, 6 mil 500 millones de visualizaciones durante sus primeras tres semanas.
Un 30% más que lo generado por toda la primera emisión de La Casa de los Famosos.
El mismo Televisa celebra los 35 millones de votos recibidos para el domingo de expulsión más reciente.
Lo califica como “el suceso mediático más relevante en la historia del país”.
La frase suena exagerada dada la superficialidad de lo que ocurre en La Casa de los Famosos.
Cuesta aceptar que una televisora lo califique como el evento mediático más trascendente en la historia del país.
Pero sí es, sin duda, el reality show más conversado de todos los tiempos.
Y por tanto, en el marco de la relevancia cultural hay que adjudicarle un espacio único.
Destaca que Televisa no pone el foco en el rating, donde de por sí destaca llegando, por ejemplo, a 2.4 millones de personas en este miércoles de nominación.
Más que cualquier otro programa en la televisión abierta mexicana.
Y sobresale, también, que pone el foco en la participación de los espectadores con esos 35 millones de votos.
La Casa de los Famosos reúne lo mejor del nuevo y el viejo mundo televisivo.
Cuenta, por un lado, con la sólida base que aporta la televisión abierta como símbolo de masividad.
A diferencia de los grandes sucesos virales protagonizados por creadores que continúan siendo de nicho, La Casa de los Famosos es del conocimiento de todo el país.
No importa si lo siguen o no.
La sociedad sabe de qué va.
Conoce quiénes están.
Se ha encontrado con clips en redes sociales que como mínimo les hacen tener una idea sobre lo que ahí ocurre.
La Casa de los Famosos escapa de los nichos en la era en que todo termina quedándose ahí.
Porque ni las series más exitosas lo consiguen.
No lo consigue House of the Dragon.
No lo consigue Stranger Things.
No lo consiguen tampoco grandes hitos de la historia digital como La Velada del Año IV con su récord mundial en Twitch.
El impacto de La Casa de los Famosos es apenas comparable a la conversación nacional que se produce cuando la Selección Mexicana participa en una Copa del Mundo.
Pero con mucha mayor duración.
Con mayor capacidad de los usuarios para poder generar contenido.
A veces a través de clips.
Otras tantas a través de análisis y opiniones con la capacidad de llevar a la fama a creadores como especialistas en el mismo show.
Y está también la participación de la gente.
Este deseo activo de ser parte del recorrido de un programa emitido a través de la televisora a la que las nuevas generaciones juraron destruir.
Es tal la relevancia de La Casa de los Famosos que influencers dedicados al cotilleo de celebridades y tendencias de la generación Z, dedican tiempo y protagonismo a analizar lo que ocurre dentro del programa.
La Casa de los Famosos es también el programa que mejor conecta con el modo en que se conversa en digital.
Dada su propia naturaleza, ahí se puede escuchar con apertura lo que no se atreverían a decir conductores o celebridades en el resto de la parrilla programática.
La Casa de los Famosos es el único espacio televisivo en que es posible observar a una figura como Adrián Marcelo cuestionando la autenticidad de la depresión que padecen otros habitantes dentro de la casa.
Sólo en La Casa de los Famosos es posible escuchar intercambios de palabras que cerca están de terminar en los golpes.
No pretendo aquí calificar de positivo o negativo lo que ahí se ve.
A título personal diré que numerosas participaciones de Adrián Marcelo han rayado en lo censurable.
Pero es que ese filtro hoy es tan subjetivo que puede entenderse porque una televisora opta por permitirlo.
A final de cuentas, la televisión ha de ser un reflejo de la sociedad.
Y en esa sociedad hoy están quienes dan mucha relevancia a los problemas de salud mental y quienes las desestiman.
En esa misma sociedad están los que piensan que puede apoyarse a un populista como Donald Trump y los que creen que tendría que ser censurado.
La pregunta es hasta dónde podrá llegar la televisión en su afán por permitir las conversaciones incómodas.
Cuánto podrá estirar la liga para encajar con la polarización actual sin que aquello implique un distanciamiento de anunciantes.
Y hasta qué punto podrá decirse tanto en La Casa de los Famosos como en cualquier otro programa lo que se dice en las redes sociales.
Ese será el próximo gran desafío de los realities.
En esa búsqueda de crudeza para conectar con una sociedad en la que la capacidad de sorpresa es cada vez menor, las televisoras y plataformas han ido permitiendo que se diga lo que antes no se decía.
Pero puede haber un límite.
Pasa con la capacidad de decir o no decir en La Casa de los Famosos.
Con lo que se permite y lo que no.
Pasa también con lo que se exige físicamente y lo que no.
Como con el reality de Los Juegos del Calamar que derivó en múltiples quejas de trato inhumano por parte de la producción.
Lo mismo que ha ocurrido durante las grabaciones de los Beast Games de MrBeast.
El contenido en todas sus formas está jugando con fuego.
Extremando sus límites hasta niveles que antes parecían propios de la ficción o ajenos a los medios masivos.
Es eso o mantenerse alejado de lo que la gente quiere ver y escuchar.
De lo que la gente comparte.
Y de lo que la gente conversa.
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