Influencers de noticias: ¿por qué la nueva generación de estrellas periodísticas incomoda a los medios?
Storybakers:
No tiene sentido que a la industria le moleste.
No tiene sentido que exista indignación porque ahora la sociedad consume más marcas personales que medios de comunicación.
En realidad siempre lo ha hecho.
Por eso los presentadores de noticias en radio y televisión logran cobrar más que cualquier otro.
Por eso los columnistas perciben más a cambio de menos trabajo que reporteros y redactores.
Lo único que ha cambiado es que antes esas marcas personales dependían de los medios.
Era ahí donde podían hacerse de ingresos.
Si les cerraban la puerta, no tenían a donde ir.
Ellos construían un estilo y una audiencia, pero su contacto con ésta dependía de que alguien decidiera cederles un espacio.
Esa dinámica no va más.
Por eso molesta tanto, aunque en el fondo siga siendo lo mismo.
El periodismo ha sido siempre un ejercicio de diferenciación y pertenencia.
Están los que gustan de un estilo y los que no.
Los que comulgan y los que no.
Los que se sienten cómodos viendo un programa informativo pero al mismo tiempo desechan otro.
Por eso no debe escandalizar que el Digital News Report compruebe que la tendencia de los influencers de noticias no hará más que ir en ascenso.
La era del protagonismo periodístico como oportunidad democrática para cualquiera es una de las más grandes oportunidades para mejorar la calidad de vida de un periodista.
Hoy un reportero que destaca en redes a partir de su narrativa, personalidad y edición puede percibir mayores ingresos que en la era en la que se le obligaba a seguir los protocolos de un medio de comunicación.
Hoy un redactor condenado al anonimato hasta que alguien dentro de la organización decidiera darle la oportunidad de firmar notas de relevancia puede acelerar sus posibilidades de ingresos sin tener que pasar por la escalera corporativa que o no ocurre o tarda años en hacerlo.
Hoy corren grandes tiempos para el periodista como marca personal.
Pero insisto, siempre ha sido así.
Porque los grandes conductores de radio y televisión han sido siempre influencers de las noticias.
Porque los columnistas también encajan en esa categoría.
Se dice entonces que lo que ha perdido fuerza son los principios éticos del periodismo.
Que las marcas personales hacen lo que sea con tal de generar ingresos.
Como si la mayoría de los medios no hiciera lo mismo cuando llega la tentación del dinero gubernamental.
O la presión de una marca para no publicar una nota so pena de perder una inversión.
O la publicación de un titular engañoso sólo para inflar números que deriven en un mayor inventario comercial.
El contenido está lleno de intereses conscientes e inconscientes.
Cuando no es por la conveniencia algorítmica o no es porque una relación personal o corporativa se puede ver afectada.
Cuando no es por temor a las consecuencias de lo que se publicará, es porque dicha temática no va acorde a los lineamientos de las tecnológicas.
Les guste o no los medios lo que ha de ocurrir es la humanización de sus colaboradores.
La creación de cada vez más periodistas con una marca personal determinada que en conjunto se conviertan en referentes para una o varias comunidades específicas.
Lo requiere el video a través de YouTube, TikTok e Instagram.
Pero también el texto a través de newsletters y mensajeros instantáneos.
E incluso el audio con y sin video que ha catapultado a personajes como Joe Rogan para aparecer en el Digital News Report como una de las más grandes marcas personales en lo que refiere al consumo de noticias.
No debería sorprender que entre más visual sea la plataforma mayor apego exista por los influencers y personalidades online.
La medición tiene su sesgo.
Porque será cada vez más recurrente que antes que como periodista la audiencia perciba a una persona como influencer.
Y eso no es ni bueno ni malo.
Simplemente es lo que ocurre a ojos de la gente cuando ve que una persona tiene millones de seguidores.
En su discurso de aceptación del Emmy que ganó en colaboración con el New York Times, Johnny Harris mencionó que lo hacía en calidad de youtuber.
Es un ex periodista de Vox.
Es uno de los más grandes representantes del periodismo explicativo a nivel visual.
Pero es identificado sobre todo por lo que hace en YouTube.
Lo mismo pasa con Cleo Abram.
Es tanto su alcance que la gente la percibe como una influencer aunque su origen sea periodístico.
El apogeo de los influencers periodísticos tiene sus diferencias según los países en que se mide.
En Brasil esas fuentes alternativas superan por amplio mrgen a los medios tradicionales.
Lo mismo comienza a ocurrir en Estados Unidos.
Argentina, en tiemos de turbulencia política, manifiesta una paridad de fuerzas entre la influencia de medios tradicionales y la de fuentes alternativas.
En la era de la inteligencia artificial será cada vez menos redituable aspirar a ser un periodista invisible.
Lo será sólo si se consigue un rol estratégico dentro de una organización.
Si se desarrolla producto, si se actúa como gestor de audiencias o si se trabaja de la mano de la IA para desarrollar nuevas soluciones.
Pero para el periodista creativo, con aspiraciones de sobresalir, lo que quedará es el posicionamiento de su marca personal.
Y esa marca personal requerirá diferenciación, autenticidad y la conformación de una comunidad.
Esa comunidad, además, tendrá gustos y opiniones que guiarán e influirán en lo que ese influencer periodístico presente.
La oportunidad no sólo es para las nuevas generaciones que con un video pueden acceder a millones de personas.
La oportunidad es también para grandes personalidades de radio y televisión que deciden lanzar su propia plataforma a través de las distintas plataformas sociales.
De ahí que tanto en Brasil como en Argentina aparezcan periodistas de plataformas tradicionales entre los más mencionados.
Dejemos de repetir las mentiras del periodismo.
Esas que escucho siempre que acudo a un evento sobre medios y periodismo.
Esas que ahora comparto para ustedes:
1) SI me preocupo por entretener, mi periodismo pierde calidad
2) Si me convierto en protagonista, atento contra el periodismo
3) La gente tiene la obligación de apoyar el periodismo aunque no escriba sobre los temas que a ella le importan
4) Si todos lo llevan, yo también tengo que llevarlo
5) Los creadores son los responsables de la falta de credibilidad hacia los medios
No es un pecado trabajar la marca periodística personal, es un auto atentado no hacerlo.