El Print está de regreso: las revistas siempre fueron la respuesta
El NYT rediseña su app; Roblox realiza su primera red carpet; Olivia Rodrigo lleva su concert film a Netflix; Eugenio Derbez, la gran apuesta de Vix; Podimo sale de compras
Nota del autor: Este newsletter es presentado por HubSpot
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La IA es la tecnología dominante entre los 950 profesionales que fueron parte de este reporte en el que profundiza también en el uso del video corto como un formato con un ROI del 59%.
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Storybakers:
Hace 4 años escribí que no debíamos lamentarnos tanto por la suerte del papel como por los procesos de creación periodística que se iban.
Que no era tanto el formato como los mecanismos que habían dejado de proliferar una vez que se redujo la atención al contenido publicado.
Que estaba ahí la clave de la pulverización en el valor del ejercicio periodístico.
Que al eliminar piezas fundamentales en el organigrama que resultaban indispensables en la era de los impresos, los medios se perdían la oportunidad de diferenciarse en digital.
La titulé entonces como “No llores por el papel, llora por el periodismo que con él se va”.
La observación de entonces se confirma con el presente.
Lo hace tanto a partir del alto costo que han pagado los medios por reducir la calidad de su contenido producido como a través de la constante resurrección de publicaciones impresas para encajar con las audiencias más fieles.
El regreso de las revistas es una señal inequívoca de que los propios medios han entendido lo que perdieron al cerrar sus publicaciones.
Playboy ha anunciado que su revista volverá a imprimirse en el 2025.
Lo hará de forma anual.
Mucho más como una edición especial que como una publicación recurrente.
Volverá a imprimirse tras cinco años de ausencia.
No lo hacía desde que en marzo de 2020 se anunció el cierre de la publicación ante los estragos económicos generados por la pandemia.
Llega a tanto su apuesta por recordar lo que alguna vez fue que han lanzado una campaña pública para encontrar a la Playmate que aparecerá en la portada del regreso programada para febrero del 2025.
Vice ha optado por el mismo camino.
Es incluso un tanto más agresivo.
Porque convierte a la revista en el pilar de un nuevo programa para suscriptores con el que pretende alcanzar los 10 mil suscriptores pagos para el final del primer trimestre del 2025 y los 20 mil para el tercer trimestre del mismo año.
La suscripción tendrá un costo de diez dólares mensuales.
Incluirá tanto la revista con entrega trimestral como acceso a contenido digital exclusivo, versiones extendidas de documentales próximos a estrenarse, series en video y el regreso de columnistas icónicos de la marca.
Para Vice representa una reinterpretación de su estrategia de publicación y distribución.
Hasta antes del cierre, la publicación impresa se distribuía de forma gratuita con la generación de ingresos dependiente de la publicidad.
Se convierte ahora en un modelo de negocio fundamentado en suscripciones con un protagonismo complementario para los ingresos publicitarios.
Anuncios recientes en el mismo sentido se han emitido desde publicaciones como The Onion, Complex y Nylon.
Revivir las revistas como formato es un acierto.
No porque vaya a recuperar los días de gloria que se han ido.
Sí porque todo medio que tenga una marca establecida tendría que apostar por el impreso como una forma de mantener enganchada a su audiencia más fiel.
Las revistas son una de las escasas formas a disposición de los medios para tangibilizar la calidad y el valor de lo que ofrecen.
Fuera de eso están también los eventos y la venta de merchandising.
Las revistas ocupan ese mismo espacio en el funnel de conversión.
El de la retención.
El de la máxima prueba de lealtad.
El de demostrar que los medios hoy son más que un puñado de notas publicadas con dudoso valor al día siguiente.
El periodismo que más valoran los lectores es el de las revistas.
No por el papel.
Sí porque ese nivel de detalle se extravió en cuanto aparecieron la inmediatez y la maquila como prioridades.
Un newsletter, por ejemplo, es más cercano a la elaboración de un artículo o reportaje para una revista que a la mera publicación de una nota informativa.
El newsletter, como las columnas en cierto sentido, son lo más cercano a una revista mínima viable.
No es coincidencia que el newsletter esté convertido en uno de los recursos más útiles para atraer y retener registros y suscriptores.
No es coincidencia, tampoco, que aquellos que vieron pasar sus mejores tiempos reconozcan que las revistas pueden revivir un poco del interés perdido en los años de la maquila algorítmica.
Para que la industria evolucione es necesario que regresen las revistas.
Sí como formato.
Pero sobre todo como una forma de recordar que debe haber calidad en ese contenido que ponemos frente a los ojos de nuestros lectores.
Los medios, aunque afirmen lo contrario, en algún punto olvidaron procurarle respeto, atención y cuidado al contenido que entregan a su audiencia.
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