El nuevo orden de los medios ante el conflicto en Afganistán
O cómo los medios de nicho han vuelto a superar a los generalistas
Storybakers:
Hoy es de esos días en que despierto convencido de que hemos de dar gracias a digital. Quienes comenzamos nuestras vidas aún en esos tiempos en que las publicaciones especializadas sonaban a pequeños ejercicios de divulgación consumidos por unos cuantos freaks de una industria hemos de advertir lo afortunado que resulta comprender que hoy el contenido de nicho está siempre a nuestra disposición, que la democratización del contenido nos permite acceder a voces autorizadas en cualquier tema sin tener que esperar que los medios generalistas realicen una traducción fiel y a profundidad de lo que ellas han querido decir.
La transformación impulsada por el boom de los medios de nicho es mayúscula. No va sólo de que ahora podemos ir por más frente a la simpleza con la que los medios generalistas acostumbran tratar temas complejos, sino también de poder olfatear, analizar y conocer información que después los medios mainstream manejaran como breaking news pese a que era algo que se ya venía advirtiendo en el mundillo de los medios de nicho a los que hoy podemos acceder en cualquier momento sin más ejercicio que el de la voluntad y, si acaso, alguna inversión económica para vulnerar el muro de pago.
En los últimos días y horas hemos vivido dos sucesos que promueven la reflexión sobre el juego de poder y de roles entre los medios generalistas y los especializados. El primero, el de Ibai y su lugar privilegiado junto a Messi en la presentación de este como nuevo jugador del PSG me tocó de cerca por conectarse con lo que a diario hacemos en Story Baker. El segundo, el regreso al poder de los talibanes en Afgánistan, se conecta de forma directa con El Orden Mundial, medio creado por especialistas en relaciones internacionales al que analizamos como caso de estudio.
El generalismo, he de advertirlo, me sigue pareciendo relevante como herramienta de descubrimiento para la audiencia. Su utilidad, es cierto, resulta cada vez más debatible ante el hecho de que ese descubrimiento suele darse antes por las redes sociales, en particular por Twitter, que en los propios medios que destinan la mayoría de sus ojos a estar pendientes de que es lo que las propias redes y Google están señalando como tendencia. Claro, en casos como el de las grandes cabeceras a nivel mundial, a esa labor de sabuesos digitales hay que sumar la presencia de corresponsales que sí que pueden marcar diferencia con su cobertura desde el terreno mismo de los acontecimientos, pero esos casos, como en su momento me lo decía Almudena Ariza, son lastimosamente los menos.
Respecto al caso Ibai, vale señalar que el generalismo es por naturaleza oportunista. Dado que tiene un margen de maniobra más amplio, selecciona lo mejor en términos de potencial de visitas e interés para decidir qué es lo que cubre. Así, cuando se da esa imagen que lleva a que en verdad se masifique la noticia de que ahí junto a Messi está un joven bilbaíno que antes se pasaba la vida narrando partidas de Tetris, los medios se vuelcan a contar esa historia como si fuera novedad, como si no se hubieran dado ya sucesos suficientes no solo para haber consignado, como algunos lo habían hecho, lo logrado con sus transmisiones, sino también para analizarlo como un fenómeno cultural que encarna nuevos hábitos de consumo e interacción con los creadores de contenido.
A Ibai, los medios generalistas lo relatan a partir de su relación con aquello que ya era relevante en términos tradicionales. Se le hizo nota, que no análisis a profundidad, cuando tuvo en exclusiva a Piqué. Se habló de él, que no con la debida curiosidad, cuando se conoció su buena relación con el Kun Agüero. Se mencionó como nota, que no con reflexiones especializadas que explicaran las implicaciones de ello, el anuncio de que transmitiría en exclusiva para España los Juegos de la Copa América. El trigger de los medios generalistas, como lo vengo diciendo, es su relación con símbolos de la cultura mainstream, no lo que Ibai ha hecho por cuenta propia para terminar conquistando la escena mundial de los medios de comunicación. Bajo esta perspectiva, el qué prima sobre los porqués. En el generalismo, la información (disponible por doquier) supera la contextualización.
Desde el generalismo se debaten lo que no ocurre en publicaciones especializadas. A veces le llaman streamer, otras tantas influencer. Aunque en el mundillo de Twitch, del gaming y de los analistas de medios y contenidos nos hemos pasado el 2021 escribiendo un día sí y otro también sobre los hitos que revienta Ibai, el generalismo se va a lo más básico del personaje como si nunca se hubiera escrito de él. ¿Quién es Ibai Llanos, el streamer que entrevistó a Lio Messi? Lo que los medios especializados cubrimos desde hace tiempo, los generalistas lo consignan como si de una primera vez se tratara.
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¿Tiene sentido que Google pondere a los más grandes sobre publicaciones especializadas en sus resultados de búsqueda?
Hace tiempo, en una de mis pláticas con Claudio Cabrera, director adjunto de audiencias del New York Times, hablábamos sobre las dificultades que pasan los medios locales para posicionarse en buscadores dado que los grandes temas de su región, cuando son cubiertos por medios nacionales, terminan siendo conquistados por estos en el algoritmo de Google.
Así, si tú eres un autor independiente o formas parte de una pequeña redacción de un diario local, sin equipo que optimice tu sitio para los requerimientos de Google, no importará mayormente que lleves tiempo escribiendo sobre un tema ni que seas fuente original de reflexión o de información que esos medios retomarán para armar su propia pieza de contenido, hasta arriba, en los primeros resultados de búsqueda, que son los que importan, aparecerán las marcas que todos conocemos, las generalistas, pues.
Si, por ejemplo, hoy buscamos Messi-Ibai en Google, lo primero que aparece es una nota del diario As, que bueno, puede explicarse por su influencia internacional como referente de la información deportiva. Enseguida, una nota de Depor.com de Perú, autoridad global en materia de SEO como parte del Grupo El Comercio, pero vamos, que fuera de eso no es ni una publicación cercana al lugar del suceso del que se está hablando, no es una fuente más autorizada que cualquier otro medio cuando se trata de hablar de streaming o de creación de contenido y no es, posiblemente, una marca que si quiera el propio Ibai Llanos tenga como referencia. Su titular denota la superficialidad con que se trata el tema: la historia del “streamer” (así con comillas) de moda (como si la comunidad de Ibai fuera pasajera) y por qué su aparición en la presentación de Messi con el PSG generó polémica (había que aderezar el hecho con una palabra que siempre detona visitas)
En el módulo de videos, Depor.com repite, aparece solo por debajo del video en YouTube del propio Ibai contando cómo fue invitado por Messi y de Javliyo 55, streamer que hizo suya la entrevista de Ibai a Messi para hablar sobre ella. Para Google, por más que habla de promover el periodismo local y el periodismo confiable (rubro en el que uno pensaría que la especialización algún valor sí que tendrá), aparece antes el que domina los fierros que el que domina los porqués.
De regreso a los resultados de búsqueda, vuelve a aparecer As, aparece Marca, aparece incluso CNN en Español, aparece El Confidencial y aparece 20 Minutos. El generalismo mata. Aunque todos lleven más o menos lo mismo.
Desde las búsquedas, la especialización contra el generalismo seguirá en medio del debate. Se entiende que si la gente busca Messi-Ibai el resultado lógico sea el de la noticia misma, pero es cierto también que desde el propio Google, e incluso desde los medios mismos, habría que buscar cada vez más que el usuario tenga los llamados necesarios a esas publicaciones especializadas que le pondrán dar el contexto y una red de contenidos que represente un timeline más claro que eso que los generalistas catalogan como un hecho o personaje de moda.
Una historia no nace ni muero con el qué. Para que Ibai estuviera junto a Messi hubo años de trabajo previo que fueron consignados sobre todo a través de publicaciones especializadas, la experiencia de consumo para los lectores queda incompleta si se pretende sustituir ese archivo con una nota rápida con información refriteada por los medios generalistas.
Opinión expresada en voz alta: si un medio generalista (o de cualquier tipo) de verdad está interesado en que su audiencia reciba todo el contexto necesario sobre una historia que él sólo ha cubierto de forma superficial, debería incluir llamados a contenidos de otros medios y de autores independientes, como ocurre con los newsletters de autor, como tendría que ocurrir con cualquiera que sabe que las historias para ser bien entendidas requieren de todo un ecosistema de reflexiones y análisis, no de un texto hecho para atender el calor del momento.
¿Afganistán se entiende mejor con periodistas o con expertos en materia geopolítica?
Para los lectores es cada vez más complicado hacerse de una opinión informada sobre grandes temas políticos. La postura que asumen depende de a quiénes consumen a nivel medios de comunicación, de a quiénes siguen en redes sociales y de sus propias creencias. Sobre la crisis que se vive en Afganistán con la toma de poder por parte de los talibanes hay demasiados factores en juego como para esperar que desde los medios generalistas abunde una cobertura clara sobre los entresijos de un conflicto que en ámbitos culturales tampoco alcanzamos a entender.
En medio de este conflicto de difícil comprensión para nosotros tanto por ubicación geográfica como por mentalidad, abundan los activistas de ocasión que a través de Twitter y de sus historias en Instagram, lo que dio pie al llamado “Gramtivism”, llaman a un nuevo orden de las cosas en Afganistán, esperando que esa cultura tan particular se termine pareciendo a lo que nosotros consideramos correcto y funcional en el mundo occidental.
Ante este tipo de escenarios, los medios se enfrentan a una disyuntiva. atenuar esas percepciones irreales que se tienen sobre la vida y el mundo musulmán, o valerse de ellas para sacar el máximo provecho de las potenciales visitas que podrían generarse si se construye sobre esas ideas preconcebidas más allá de si son reales o falsas.
En últimas horas, hemos visto no solo a medios generalistas, sino incluso a medios deportivos, generando notas que hablan en lo particular de todo lo que las mujeres no pueden hacer en Afganistán, de las restricciones bajo las que viven, de lo que puede significar el regreso de los talibanes para ellas. Y sí, ese debe ser, sin duda, uno de los grandes focos de preocupación en un mundo que tiene la equidad de género como una de sus máximas universales, pero ello no tendría que implicar dejar de consignar avances que están siendo reportados por medios especializados que anteponen el propósito de su publicación a la lluvia de visitas que pueden surgir con contenidos que incendien la narrativa.
El Orden Mundial, como lo decía, ha hecho desde España, con su equipo de especialistas en relaciones internacionales, una serie de contenidos que hacen énfasis en los grises antes que en los blancos y en los negros. En el caso de estudio que les hicimos, Eduardo Saldaña, su fundador, habla de que ellos no son periodistas, sino analistas. Que su labor es la de interpretar el qué que todos tienen para ir al por qué y a partir de eso presentar contenido de valor que amerite que una persona pague por una suscripción, como ya lo hacen más de 2 mil 700 personas.
Desde un PYMED se plantea un desafío mayúsculo a los generalistas. Mientras que los medios entrevisten a determinados especialistas para obtener dos o tres quotes, y en algunos casos afortunados tienen para pagar a un par de colaboradores para que escriban de ello (exceptuando, insisto, al New York Times, al Washington Post y al resto de jugadores privilegiados en la escena anglosajona), El Orden Mundial tiene en su plantilla a gente especializada, con las credenciales académicas para crear contenidos que antes que atender las métricas, atienden a una comunidad que demanda información especializada y al propio deseo de esa persona por mantener intactas sus credenciales como un especialista en la materia.
Así, en vez de leer un compilado de diez cosas que las mujeres no pueden hacer en Afanistán, encontramos una explicación sobre el porqué de la desintegración del ejército afgano en diez días, contrario a lo pronosticado por Joe Biden. El artículo lo firma Álvaro de Argüelles, quien tiene Doble Grado en Estudios Internacionales y Derecho, y un Máster en Filosofía Jurídica y Política.
En otro de sus contenidos, El Orden Mundial presenta un mapa de las etnias de Afganistán elaborado por Abel Gil Lobo, Cartoanalista y editor de Cartografía en el Orden Mundial, con Grado en Geografía por la Universidad Complutense de Madrid.
Para entender los errores cometidos por Estados Unidos en Afganistán, el Orden Mundial presenta un artículo firmado por Carlos H. Echevarría, Licenciado en Periodismo y Master of Arts in Elections and Campaign Management por la Fordham University de Nueva York, en el que hace un paralelismo entre este fracaso de las fuerzas armadas estadounidenses y el de Vietnam.
Si salimos de su contenido escrito y vamos a Twitter, podemos leer a Eduardo Saldaña poniendo paños fríos a quienes visualizan a los talibanes como seres humanos sin momentos de ocio, sin relajación o sin el menor atisbo de respeto a la mujer. Esos matices, aunque parecen obvios por necesarios, son difíciles de encontrar en una industria que huele las tendencias como gasolina para atender métricas antes que explicaciones.
Los medios generalistas mucho tienen que reflexionar sobre lo que aportan, sobre su relación con los medios especializados y sobre cómo estos deben jugar un rol preponderante en una sociedad que ante el exceso de información requiere contextualización.
La especialización como parte de la solución para la industria de medios
En Panmedials, los medios de la pandemia, exploro los mejores casos de periodismo especializado y el contraste que se encuentra cuando el propósito va por delante en vez de seguir desarrollando medios pensados para los algoritmos.
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