El mundo en la era de los creadores: cuando la popularidad pasa por encima de la calidad
Storybakers:
Es temporada de eventos de creadores.
También de preguntarnos hasta dónde llega el compromiso con la calidad cuando todo se mueve a partir de la popularidad.
Aplica tanto para eventos como para productos.
Mientras Prime anuncia ediciones limitadas con Ibai y Peso Pluma, son muchos los que cuestionan la calidad del producto.
En la Kings League, por ejemplo, fue habitual durante la Kings World Cup ver a cuerpos técnicos y jugadores ocultando Gatorade para poder hidratarse con él antes que con Prime por más que fuera el patrocinador oficial de la competencia.
En Estados Unidos, ha llegado al Congreso la preocupación por el modo en que inicialmente se promovía el consumo de Prime en la población infantil pese a tener el doble de cafeína que un Red Bull.
MrBeast ha padecido los mismos cuestionamientos.
Él mismo se encargó de demandar a sus socios con Beast Burger al señalar que la baja calidad de las hamburguesas afectaba la construcción de su marca personal.
Hace unas semanas, con el lanzamiento de Lunchly, tanto MrBeast como Logan Paul y KSI volvieron a verse envueltos en polémica al ser señalados por promover el uso entre niños de un producto que, según expertos, no cumple con la promesa de ser una alternativa sana.
Si bien se venden como una mejor alternativa que Lunchables, alimentos pre-hechos habitualmente concebidos para niños, especialistas apuntan al uso excesivo de ingredientes procesados.
En lo que refiere a eventos deportivos organizados por creadores, hace unos días se llevó a cabo el partido entre la Selección Argentina de Streamers y la Selección Mexicana de Creadores.
El resultado final fue de 3 a 1 a favor de los argentinos.
Pero lo que más destacó, a partir de información que pude obtener de distintas fuentes, es que varios de los jugadores mexicanos optaron por irse de fiesta y embriagarse en vez de prepararse y llegar en toda forma al partido.
A ese respecto, Jake Paul había anticipado que los eventos entre creadores irían a menos.
Que de esos eventos no se puede esperar calidad.
Y si bien La Velada del Año mantiene el récord mundial en Twitch con 3.8 millones de usuarios concurrentes, vale preguntarse hasta dónde debe llegar el compromiso de los creadores cuando se trata de presentarse en público para desempeñar una actividad deportiva.
Si la gente decide verlos por su popularidad, ¿se vale exigirles calidad o cuando menos compromiso?
¿Es sustentable visualizar un legado de este tipo de eventos cuando los involucrados lo hacen más motivados por su popularidad que por un verdadero interés?
En el terreno de la música ocurre lo mismo.
Westcol ha conseguido un disco de oro con su primera canción W Sound 01: Soltera.
Al día de hoy, Soltera registra más de 44 millones de reproducciones en Spotify.
El video oficial en YouTube alcanza más de 17 millones de vistas dos meses después de haber sido publicado.
W Sound 02, por su parte, alcanza más de 1 millón de reproducciones en Spotify tras haber sido lanzada el 9 de octubre.
En YouTube, el video cuenta con 2.1 millones de reproducciones.
En ambos casos, Westcol se sustenta en colaboraciones al estilo Bizarrap.
La primera con Ovy on the Drums y Blessd.
La segunda con el propio Ovy on the Drums y Valka.
La era del marketing y la popularidad por encima del talento ha abierto muchas puertas.
Pero también pone en disputa qué debe primar cuando el esfuerzo constante pierde ante el famoso que por el simple hecho de serlo tendrá el impacto suficiente para convertirse en un fenómeno mediático.
Ocurre no sólo en la industria del entretenimiento.
Puede asegurarse ahí que los efectos no son nocivos.
Que más allá de nuestro punto de vista, la popularidad es un factor más a considerar al momento de evaluar qué funciona y qué no.
Pero de a poco esa misma inercia llega a espacios como la medicina, la ciencia o el deporte.
Donde en teoría, sí que debe importar la calidad y el talento.
La pregunta es si una sociedad tan rendida al fanatismo y a la rendición incondicional ante sus máximos ídolos, sabrá en algún momento exigir más allá de las simpatías que esos referentes les generen.
O eso o conformarnos con que el éxito ocurra por el simple hecho de ser famosos.
Y por poco más.