Debate presidencial en México: el periodismo también pierde
Y cómo Denise Maerker se convirtió en lo más destacado de un debate intrascendente
Storybakers:
El periodismo no ha descifrado a la nueva política.
A esa política que ha optado por convertir a los medios en adversarios.
A esa política a la que no le importa acumular fake news dado que lo único importante es hablarle a su comunidad más que perseguir la verdad.
A esa política tan cínica que ante una acusación probada opta o por descalificar al emisor de esa información, por atacar a su opositor o por simplemente ignorar los señalamientos en su contra.
El primero de tres debates presidenciales en México ha confirmado que los medios no han encontrado el antídoto.
No lo han encontrado ni durante ni después del debate.
En el durante al menos hubo resistencia.
La periodista Denise Maerker se atrevió a mostrar su desesperación ante el hecho de que los tres candidatos hacían lo que querían con las preguntas que se les hacían.
O las esquivaban, o cambiaban de tema, o se lanzaban acusaciones.
Manuel López San Martín, el otro conductor, pareció limitado por las múltiples acusaciones de sesgo que desde días antes se encargó de sembrar el partido del oficialismo.
Se limitó a preguntar y a hacer lo que tocaba.
Sin insistir en el valor de responder.
Sin empujar para al menos exhibir que detrás de las peroratas de los candidatos no había ni el más mínimo grado de profundidad.
Del debate no ha surgido nada relevante.
Así pasa cuando al periodismo se le ata de manos.
Cuando a los conductores de un debate se les pone una correa para permitir que los partidos políticos se vayan contentos a casa.
Sin rendición de cuentas, sin profundizar en los temas incómodos, con la posibilidad siempre de decir lo que sea aunque con ello se atropelle el origen de las preguntas.
Es loable, por tanto, que en redes sociales se considerara a Denise Maerker como la gran ganadora.
En un histórico debate protagonizado por dos mujeres que apuntan a llegar por primera vez a la presidencia de México, la que más destacó fue la periodista que extendió los límites de su rol como moderadora para cuestionar y exigir respuestas.
Fue la única que mostró personalidad, autenticidad e inteligencia.
La que más segura se mostró al hablar, al dirigirse a la cámara y al manejar los tiempos de un debate en el que ni siquiera abundaron esos momentos virales que de nada sirven pero que al menos trascienden en la memoria colectiva.
Y aún así, el esfuerzo fue insuficiente.
El debate estuvo lleno de aseveraciones que ameritaban preguntas derivadas.
Las dos candidatas se dedicaron a ofrecer programas sociales pagados con los impuestos de los mexicanos.
Pero por la rigidez del formato nunca hubo espacio para en verdad cuestionar cómo podría entregarse tanto dinero a la sociedad sin continuar profundizando el endeudamiento público de México.
De poco sirve el periodismo si se le encadena para que los políticos hagan el show que tienen planeado.
Lo mismo ocurrió en las mesas de análisis posteriores.
Ocurrió tanto dentro como fuera de esas emisiones.
Se entiende, aunque no sea lo correcto, que los coordinadores de campaña y aliados salgan a decir que cada una de sus respectivas candidatas ganó.
No se entiende que hoy en los medios se dé presencia a propagandistas disfrazados de periodistas más que a periodistas con ánimos de cuestionar incluso si aquello va en contra de su ideología.
Fue el de Nmás de Televisa el caso que más pude vivir como espectador.
El consenso general era que el empate no había movido la aguja.
Que a ningún candidato se le había visto como ganador en un debate en el que ni hubo información nueva ni propuestas nuevas.
Pero llegó entonces Genaro Lozano a actuar de propagandista.
A decir que la candidata del oficialismo se había visto presidenciable, que había tenido una participación impecable, que su rival había hecho prácticamente todo mal.
El resto tuvo ánimos de contrarrestar esa propaganda disfrazada de análisis.
Pero el daño estaba hecho.
Mientras el resto procuraba el equilibrio, Genaro Lozano actuaba como si fuera parte de la campaña de Claudia Sheinbaum.
Y el problema ante eso es que frente a la opinión pública el extremo siempre resonará más que el punto medio.
El que habla más fuerte es el que gana.
El que dice lo que su comunidad quiere escuchar es el que se queda en la cabeza de la gente.
Debatía hace tiempo con unos amigos respecto a lo adecuado o no que resulta compartir los dichos de campaña de los candidatos.
Queda claro, por la naturaleza misma de las campañas, que de ahí no saldrán más mensajes promoviéndose a sí mismos como la mejor opción.
De esos dichos no saldrá nada de valor.
Los medios que lo consignan dicen atender un derecho público de la sociedad a estar enterada.
Pero en ese afán de seguir entendiendo el periodismo como el espacio que da voz a todos los que influyen en la vida nacional, se convierten en plataformas de propaganda que alimentan fake news, manipulación y falta de sustancia.
En repetidores de lo que los políticos quieren escuchar.
En amplificadores que permiten que los políticos sigan diciendo lo de siempre sin el más mínimo interés por aportar profundidad.
Preocupa el cinismo de la clase política latinoamericana.
Preocupa también que el periodismo no ha entendido cómo lidiar con ella.
A veces por el encadenamiento al que los someten las autoridades electorales.
Otras tantas porque se confunde la obligación de dar voz a todos con la apertura de propagandistas que canjean el análisis fundamentado por la conveniencia partidista.
Y algunas más porque esas voces calman las acusaciones que desde el gobierno se hacen para cualquier medio que los cuestiona.
En el debate presidencial mexicano nadie ganó.
Ganó por tanto el oficialismo.
Quizás ganó Denise Maerker.
Pero no el periodismo.
No los medios que no encuentran la cuadratura a los nuevos tiempos de la comunicación política en que los intermediarios son prescindibles.
No la población que vuelve a ser sometida a escuchar más de lo mismo sin que nada cambie en realidad.
Ni en el debate ni en las calles.
Shots para llevar
-Si aún no lo han hecho, les recomiendo escuchar mi conversación con Gustavo Serrano respecto a la estrategia internacional de BuzzFeed tras el desplome de más del 95% del valor de sus acciones desde que se convirtió en empresa pública.
-Al New York Times le han dado una cucharada de su propio chocolate. Un estudio desarrollador de juegos basado en Pittsburgh ha creado el New York Times Simulator, un juego en el que haces de editor del NYT para armar titulares que ridiculizan la cobertura del diario en Gaza.
-SB Nation ha cerrado sus podcasts locales. Esa apuesta decidida por generar en audio lo que tan bien le había funcionado en texto se ha encontrado con pared, lo que ha llevado a Vox Media a tomar la decisión de cerrar dichos shows.
Kyle Scott, analista de la industria de medios deportivos, ofrece sus cinco razones principales por las que el podcasting deportivo a nivel local no termina de consolidarse.
Hay una oferta que excede a la demanda.
Aún cuando se crea un bundle, los podcasts locales deportivos no funcionan.
Es imposible vender anuncios locales.
Contra lo que se piensa, la radio y la televisión no están muertas.
El modelo de relevancia, distribución y monetización de un podcast sigue sin ser tan eficaz y efectivo como el de otros formatos.
-Esto es una locura: Matthew Ball comparte está gráfica en la que podemos ver cómo la aplicación de NYT Games tiene más engagement que sus aplicaciones de deportes, recetas, e incluso que su aplicación principal.
De esto hablaré en el envío de mañana.
-Asegura Ryan Broderick que Linkedin apostará por suplir ese desdén a las noticias mostrado tanto por X como por Meta en sus diversas plataformas. Honestamente, lo dudo. Linkedin se está llenando de contenido de autopromoción que difícilmente tendrá el mismo uso que lo que veíamos en otras redes.
-eMarketer ha compartido los principales modos en que los creadores en Estados Unidos se hacen de ingresos.
Llama la atención la lenta evolución de rubros alternativos como suscripciones, propinas y la venta de merchandising.
-Medium asegura que no está muerto, aunque su falta de repercusión y relevancia cultural indican lo contrario. Su CEO Tony Stubblebine ha ofrecido una presentación en la que indicó que la plataforma está próxima a llegar a un millón de suscriptores pagos.
-Hace alrededor de un año tuve oportunidad de coincidor con Álvaro de Cózar en Málaga. Ahí, y también a través de una reunión previa a través de Zoom, coincidimos en la necesidad que tenían las productoras de podcasts de crear propiedad intelectual y comunidad para poder ser rentables.
True Story ha dado un gran paso con Hechos Reales.
El podcast se presenta como sigue:
Hechos Reales” es un lugar para las historias. Nuestras favoritas tienen unos protagonistas fascinantes a los que les han pasado cosas que parecen sacadas de la ficción pero que son reales, películas que te contaremos al oído: universales, emocionantes y en español. En “Hechos Reales” trabajan periodistas, diseñadores de sonido, músicos y grafistas, liderados por Álvaro de Cózar, ganador de tres Premios Ondas.
Aquí el primer episodio:
-En entrevista con el Reuters Institute, Julian Angwin habla de su decisión de crear Proof News, una nonprofit que se presenta como la generadora de información que la audiencia necesita para entender los más grandes desafíos de nuestros tiempos.
You deserve better facts.
Proof provides data-driven reporting and analysis of the most important questions of our time. Join our mailing list for updates.
Ella misma, frente a su salida de Markup, entregó las que llamó 10 lecciones periodísticas para la era algorítmica.
-The Verge publica cómo Spotify utilizó la IA para crear playlists a partir de descripciones en texto.
-El Instituto Reuters hace notar el estancamiento que vive la presencia de mujeres en puestos jerárquicos dentro de las redacciones latinoamericanas.
Estos son algunos de los resultados más destacados:
-Apenas el 24% de las 174 jefaturas en 240 medios están en manos de mujeres, pese a -que, en promedio, las mujeres representan un 40% del total de periodistas que ejercen la profesión en esos 12 mercados. En 2023, esta cifra principal dio 22%.
-En los 12 mercados, la mayoría de los directores son hombres, incluso allí donde hay más mujeres ejerciendo el periodismo.
-Durante el período analizado se designaron 33 nuevos líderes en los medios de la muestra: de ellos, el 24% son mujeres.
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Me parece que Denisse no aportó absolutamente nada. Alabarla es una salida fácil para darselas de que hay gran análisis de lo que pasó en el debate y las pantallas. ¿Darle el gran mérito de la noche solo porque un par de veces pidio que contestaran lo que les pteguntaban?
No es mérito, simolemente hizo lo que tenía que hacer.
Y de Genaro Lozano era de esperarse. Es desde siempre parte del lobby gay que tiene en Morena su principal padrinazgo y les rinde pleitesía a diario.
Por lo demás me parece que tu análisis del debate es correcto.
Gracias
En esta época en la que las noticias o notas falsas extienden la desinformación, creo que ha dejado de ser viable que los medios presenten acríticamente todos los puntos de vista. Ese modelo de periodismo lo está matando.
Aparte. Muchas gracias por la invitación para entrar a Substack. Es un espacio fascinante. Saludos.