Nota del autor: Les recuerdo que ya se encuentra disponible el tercer episodio de La Sociedad del Contenido. Pueden escucharlo aquí:
Storybakers:
Las redacciones apuntan hacia allá.
Los medios no han tenido de otra que aceptar lo que ha cambiado.
No es suficiente con redactar notas informativas.
No es suficiente con perseguir la agenda de siempre en el periodismo.
No es suficiente con atender el qué.
Sigue en el ambiente esa obsesión por la inmediatez.
Se sabe que reaccionar antes, sobre todo cuando se ha hecho lo correcto en posicionamiento SEO, deriva en grandes números de páginas vistas.
Pero más allá de esa batalla que por lo general termina siendo ganada por los mismos de siempre, comienzan a valorarse los segundos y terceros tiempos en el consumo de una historia.
En las redacciones se entiende que hay espacio para explicar qué está ocurriendo.
Que a veces más vale pararse a desarrollar un guión que funcione para determinada plataforma que seguir tratando a los redactores como meros generadores de texto.
El flujo informativo del presente demanda una toma de decisión constante respecto a cada historia.
No pasa sólo por publicar cuanto antes.
No pasa por utilizar la misma estructura de siempre para maquilar contenido.
No pasa por entrar en una carrera en la que no importan gran cosa ni las imprecisiones ni la calidad de lo que se está escribiendo.
Si se quiere consumo casual, ha de provocarse a través del video corto.
O de X o Bluesky.
Si se quiere consumo decidido, ha de pensarse en el formato correcto.
Puede ser a través de un podcast que al tiempo que informa y profundiza, genera marca.
Puede ser a través de un explicativo en YouTube que es donde más se combina la lealtad que necesitan los medios con la monetización.
Puede ser a través de un newsletter que si bien limita el volumen entrega first party data invaluable para los medios que aspiran a tomarse en serio la relación con su audiencia.
Las redacciones de medios que prosperen estarán cada vez menos centradas en una persona escribiendo a máxima velocidad una decena de notas.
Deberán ser redacciones donde la conversación es un hábito.
Donde el intercambio de ideas deriva en una aproximación que capitaliza todas las oportunidades que el medio encuentre para contar una historia, para diferenciarse, para dialogar con su audiencia y para crear marca.
Será como ocurría con las revistas.
Con la diferencia añadida de que los medios deberán ser equilibristas entre el fuego lento que construye marca y la inmediatez que provoca que estallen tendencias en todo momento.
Una revista se daba el lujo de apostar por un reportaje central.
Fuera de ese gran trabajo y de algunas otras secciones de verdadero protagonismo, el resto era complementario.
Algunas sugerencias de productos a ser comprados.
Frases o datos curiosos que ayudaran a relajar entre lo profundo y lo fácilmente digerible.
Y publicidad.
Mucha publicidad.
Esa que al tiempo que garantizaba su existencia servía para darle al lector la sensación de que estaba ante algo mucho más elaborado de lo que en realidad era.
El desafío es mayúsculo porque no permite la automatización.
Las redacciones que actúen de manera impulsiva y reactiva perderán cualquier tipo de diferenciación durante el 2025.
Las preguntas cotidianas para las redacciones serán muchas.
Cada vez más.
¿Me interesa esta historia?
¿Qué debo hacer con ella?
¿En qué plataformas debo llevarla?
¿Hasta qué punto me es suficiente con la información o debo editorializarla?
¿Quién es el mejor de mis periodistas o creadoras para llevarla?
¿La IA podrá hacerse cargo del guión para múltiples plataformas?
¿Es una historia que amerita el desarrollo de una serie de notas relacionadas?
¿De verdad el texto ha de ser el formato protagónico para esta información en particular?
Durante años, las redacciones en medios digitales no se hablaron entre sí.
Hablaban, si acaso, de qué nota llevar o no llevar.
Pero fuera de ese mero cuestionamiento no había un trabajo cualitativo detrás.
No se preguntaba por lo general si tal o cual foto iría mejor.
No había gran espacio para desarrollar gráficos.
No se incorporaban links dentro de la misma nota para que la audiencia pudiera saciar su posible deseo de información adicional.
No se pensaba en otro formato que no fuera el texto.
Al menos no desde la redacción misma.
Ya después tocaba a redes sociales decidir cómo llevarla.
Era un proceso inconexo.
Un trabajo aislado en que los medios operababan más como entidades independientes que como un todo.
Pero ahora se requiere estrategia.
Se requiere optimización de recursos.
Se requiere trabajo en equipo.
Se requiere un pensamiento transmedia que pone al concepto para a partir de él desarrollar donde sea que amerite.
En el 2025 el periodismo de revista será tendencia.
Habrá que pensar más.
Que prestar más atención al detalle.
Que hacerse las preguntas correctas.
Y que ponerle fuego lento a un frenesí que no nos ha llevado a buen puerto.
Muy bueno! Me parece muy acertado tu análisis