2024, el año en que el poder político derrotó al periodismo

Nota del autor: Ya se encuentra disponible el tercer episodio de La Sociedad del Contenido. Escucha aquí el análisis que hacemos Marcelo Gantman y yo sobre el estado del nuevo deporte y cómo está transformando el modo en que nos entretenemos.

Storybakers:

El del 2024 ha sido un año oscuro para los medios y el periodismo.

Ambos estuvieron, ya fuera por convicción o por estrategia de terceros, en el bando equivocado.

Y el dinero de los multimillonarios aguantó a cabalidad hasta que las presiones y los conflictos de intereses fueron demasiados.

En México, la gran mayoría de los medios están sometidos al régimen actual.

A los medios que podrían considerárseles de oposición se les cuentan con los dedos de una mano.

Son principalmente canales de YouTube como Latinus y Atypical Te Ve.

Las voces contrarias al gobierno se han ido quedando sin espacios en medios tradicionales.

La gran excepción es la de TV Azteca.

Pero porque ahí se ha producido un choque abierto entre los intereses de Ricardo Salinas Pliego y el partido en el gobierno.

De ahí en fuera, los medios entienden que para subsistir hay que conceder.

Que más vale alinearse dado que el poder del gobierno actual es tan grande que no se percibe como factible otra manera de superar estos años.

Si el voto popular puso contra la pared a la oposición, también lo hizo con los medios y el periodismo al entregar tanto poder a una sola fuerza política.

En Estados Unidos el escenario es muy semejante.

Los grandes multimillonarios han doblado las manos para satisfacer a Donald Trump.

Lo está haciendo el Washington Post.

Lo está haciendo el LA Times.

E incluso una gran tecnológica como Meta ha terminado enviando señales de paz.

Jeff Bezos ha seguido evidenciando que la negativa a publicar el endorsement a favor de Kamala Harris no era sino una de las muchas señales de sometimiento que vendrían.

Amazon ha donado 1 millón de dólares para la ceremonia de inauguración del gobierno de Donald Trump.

Lo mismo ha hecho Meta.

Ésta, además, con el recuerdo de haber sido una de las plataformas que decidió censurar a Donald Trump durante la toma violenta del Capitolio.

Mientras tanto en el Washington Post, su editor adjunto de opinión, Charles Lane, renunció para irse a Free Press.

Amanda Katz, editora senior de opinión, informó en Bluesky que dejará el Washington Post.

En el LA Times las noticias son aún peores.

La decisión de Patrick Soon-Shiong de no respaldar la publicación del endorsement provocó una pérdida de 20 mil suscriptores en un universo de 650 mil suscriptores pagos.

Jorge Ramos, relata Oliver Darcy en Status, se ha ido de Univisión señalando que son tiempos de cambio y que el periodista de verdad nunca se retira.

Los políticos entendidos como celebridades representan un desafío inédito para los medios y el periodismo.

Ya no se trata de convencer a la audiencia de que se está entregando una información veraz u objetiva.

Tampoco de intentar diferenciar entre la opinión y los hechos.

Los medios y el periodismo de hoy viven entre fanaticadas que antes de aceptar hechos comprobados se preguntan cuáles son las intenciones detrás de esas publicaciones.

No se condena tanto al que hace como al que lo informa.

Cada día que pasa ese discurso se consolida aún más.

Cada día que pasa el político como celebridad gana terreno entre los suyos mientras se destruye cada vez más la percepción de valor que agregan los medios y el periodismo independiente.

El 2025 pondrá a prueba tanto las lealtades de las fanaticadas de políticos como la capacidad de los medios para demostrar por qué sí que son indispensables para la sociedad.

El quinto poder está más que sometido al poder ejecutivo.

Los presidentes con alta popularidad serán los rivales que pondrán a prueba a los medios y el periodismo en el año que se avecina.

Apostar por el periodismo sería mi deseo.

Pero en la práctica, la victoria no parece tan probable.